EN LA
PUERTA DE UN HOSPITAL PSIQUIÁTRICO
Son ángeles, no hay duda. Encargados de
velar por nuestras almas, de enseñarnos a caminar hacia un lugar donde poder
mostrar una mejor versión de nosotros mismos, donde poder saltar más alto y
correr más rápido, donde sentir nuestro corazón bombear sangre con más fuerza,
donde ver con más nitidez cada detalle que antes había pasado inadvertido, prácticamente
invisible.
No son discapacitados, ni tan siquiera
personas con algún tipo de discapacidad, ¡no! Son ángeles; preciosos, hermosos ángeles,
perfectos, ayudándonos a acercarnos a Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario