domingo, 29 de mayo de 2016

EVOLUCIÓN
     No, está claro: yo ya no soy yo; el que era, el que fui, ha muerto, durante la pasada noche. En su lugar, esta misma mañana ha nacido otro, un nuevo yo, similar sólo en parte al cadáver desaparecido al que he reemplazado. Viviré, hoy, un día entero y de nuevo, esta noche, pereceré víctima de las más recientes experiencias incorporadas a la gran memoria global; y todo en silencio, mientras duermo, para mañana renacer convertido en otro, capaz de recordar mis memorias y llorar mis derrotas y reír mis alegrías. Otro más grande, mejor, de lo que soy, de lo que fui; pero tan pequeño, aún, comparado con el que llegaré a ser.

sábado, 28 de mayo de 2016

NOTA DE SUICIDIO A PIE DE PÁGINA
     Hoy he tomado la decisión de matar a un hombre. No a uno cualquiera, esto... no es un experimento: arrebatarle la vida a cualquiera comenzando por suprimir su voluntad y siguiendo con la habitual retahíla de torturas y vejaciones varias. No, no se trata de eso; yo he decidido matar, liquidar a un tipo despreciable al que conozco a la perfección, la clase de hombre cuya muerte debiera ser celebrada por toda la Humanidad.
     Borracho, sucio, putañero malhablado, egoísta, mentiroso, pérfido y soez, violento, chulo engreído y tacaño. Se trata de uno de los seres más desagradables que han habitado este planeta en los últimos... cien años. Están Adolf Hitler, Iósif Stalin, Richard Nixon, Heinrich Himmler, Deng Xiaoping, Vargas Llosa y él. Un auténtico deshecho humano.
     Le mataré por el bien de mis semejantes, por mi propia paz interior, aprovechando cualquier despiste que tenga en medio de su rutina diaria. Le arrojaré desde lo alto de un puente al vacío, le clavaré una barra de hierro en el cerebro a través de la cuenca del ojo izquierdo, le segaré la yugular mientras se afeita, o puede que le empuje delante de un autobús urbano cuando espere frente a un semáforo en rojo.
     No fallaré, lo sé. Lo sé, estoy preparado, listo para ello, acabaré con la vida del más despreciable de cuantos hombres he conocido: yo.

domingo, 22 de mayo de 2016

LA INFORMACIÓN
     Un hombre muerto no, pero sí cansado, visiblemente hastiado (aunque hay quien, no del todo equivocadamente, le cree enfadado). No está claro -aún- si ya está a punto -de estallar o reventar o arder- para lo que viene a continuación, después de su vida, más allá de sus miserias; atrás todo: sueños, miedos, esperanzas, desencantos y jaulas.
     Se bebe una cerveza, después otra; ningún trago saboreado, cacahuetes acompañando el nerviosismo ilógico del hombre aburrido. Todo resulta mecánico: respirar, escribir, pasar desapercibido (nadie parece fijarse en él; porque, bien pensado, a quién puede importarle la existencia de este tipo).
     A este hombre le han podido la monotonía de los días gastados en la realidad de la vida y la vasta sombra de los fantasmas de un pasado atemporal, perpetuo, eterno, del que se siente culpable. No nos cae ni bien ni mal; nada en él despierta nuestra simpatía, no hay motivos para detestarle; pero, eso sí, nos resulta interesante: qué diablos le ha pasado, qué ha hecho, por qué, por qué.
     Lo cierto -y realmente triste- es que este hombre está aquí exclusivamente para eso: satisfacer nuestra curiosidad, poner de manifiesto que, después de todo, todos nosotros somos unos simples cotillas ávidos de información; insustancial y trivial información.

jueves, 19 de mayo de 2016

TRES MINUTOS DE TELEDIARIO
     La paternidad. El matrimonio; los amigos, las amistades, conocidos, vecinos; papá, mamá, los hermanos y sus esposas, sus hijos... Cualquier colectivo con el que me veo obligado a mantener alguna clase de relación social. Las palabras: su uso y su supuesta utilidad. Com-pli-ca-cio-nes.
     Si tuviese que ser una letra, creo que escogería la 's', así podría escribirme a mi misma en versal incluso al final de las palabras; sería la 's' definitiva, el juicio final. ComplicacioneS, con 's' de Sentencia. Y a correr.
     La moderación no está de moda, es mentira, y quien afirme lo contrario miente. Los periodistas no son moderados, los comentaristas deportivos tampoco, los analistas políticos no son moderados y, desde luego, los presentadores de informativos no son nada moderados; la falsa moderación es su coartada para seguir manipulando la información y convertir su información en tu información y generar así una reacción muy concreta: tu opinión.
     La política, los políticos. Tampoco ellos son moderados; son, sencillamente, pánfilos estúpidos o cabrones retorcidos. Mentira, ultraje; "lo hice todo con la mejor de las intenciones", declaraciones en exclusiva en hora punta. También ellos son padres, madres, vecinos y amigos. Periodistas mentirosos brindando con políticos corruptos, sellando tratos, pactando porvenires.
     Si fuese una letra sería -no albergo duda al respecto- una gran 's'. Sinceridad.

lunes, 16 de mayo de 2016

LA TERCERA GRAN GUERRA
(UN TIPO CON DEMASIADO TIEMPO LIBRE)
     Se ha dejado olvidado el libro que estaba leyendo sobre la mesita de noche. Se debe su despiste a que la última noche su hijo ha estado inquieto y se ha levantado algo cansado; por supuesto, su mujer se ha llevado la peor parte durante esas horas de oscuridad, así que cuando ha sonado el despertador, se ha levantado a toda prisa, sin encender luz alguna, intentando no hacer ningún ruido; ha salido de la habitación y seguido con el ritual habitual de desayuno y baño antes de salir de casa para trabajar.
     No se ha percatado de su olvido hasta las nueve y media de la mañana cuando, después de tres horas de intensa jornada, se ha tomado un descanso para saborear un café largo y leer algunos pasajes. El caso es que ahora está sentado en un rinconcito de la cafetería, sin novela, con un cuaderno de notas y un bolígrafo; escribe de vez en cuando, a saber qué cosa. La mayor parte del tiempo se lo pasa meditando, examinándonos a nosotros, el resto de clientes del local, pensando en Dios sabrá qué locuras; maquinando quizá, el comienzo de la Tercera Guerra Mundial.

miércoles, 11 de mayo de 2016

FOREVER
     Todo el mundo pensará que llegamos tarde, qué pasó hace ya mucho tiempo nuestro momento, demasiado para que pueda tener algún sentido la mayor parte de estas palabras. Pero eso da igual; si lo piensas detenidamente, mi amor, caerás en la cuenta de que quien pensase así, todo el mundo acaso, estaría equivocándose por completo.
     El día que nos conocimos, recuerdo entre la neblina típica de las lejanas remembranzas juveniles, tú llevabas un jersey gris de cuello vuelto y unos pantalones vaqueros; sonreías con timidez y mirabas de un lado a otro. Alguien que nos conocía a los dos nos presentó mientras tomábamos asiento en el inmenso comedor de nuestro colegio. Apenas éramos unos chiquillos despertando al nuevo mundo de los menús escolares y los recreos sin vigilancia, trece o catorce años; tonteamos sin saberlo durante un buen rato, yo te conté alguna estupidez acerca de mi equipo de baloncesto, y tú me dijiste que tenías un hermano y que debía andar por ahí, en medio de un grupo de muchachas exaltadas. Yo aún no lo sabía, pero ahí empecé a enamorarme de ti.
     Recuerdo las clases de Latín, yo me sentaba detrás de ti, ignoraba el rosa rosae mientras me concentraba en las formas de tu cuello y te imaginaba girándote para sonreírme y lanzarme un beso.
     Un buen día me atreví a decirte algo, pero creo que no debí hacerlo con el ímpetu necesario, pues no llegaste a oírme. Claro está, en aquel momento yo pensé que tu silencio era un rechazo, así que me aplaqué y desaparecí.
     Tuve una novia, una de tus amigas que se me acercó una noche y me tocó; después pasaron muchos años y muchas vidas: fuiste mi amiga, una desconocida, mi confidente y el mejor hombro sobre el que llorar, un recuerdo, un fantasma, pareja de baile en una ocasión, un sueño, conocida lejana y cliente ocasional.
     Y ahora te encuentro aquí, en el corazón de nuestra ciudad, entrando en un café, sola y muy bien vestida. Hoy que cumplo ochenta y cinco años de vida y dos de viudo, te veo pasar y, a pesar de todos los años que llevo sin verte, te reconozco; y pienso que por ti el tiempo no ha pasado, o tal vez no lo haya hecho para ninguno de los dos. Así que me lanzo decidido dentro del establecimiento, te busco con la mirada; cuando te veo, sorteo con sorprendente vigor y destreza los veinte o treinta cuerpos mucho más jóvenes que el mío que se empeñan en ponerme difícil llegar a ti. Y lo hago, lo consigo, aquí estoy: te tiendo la mano y te sonrío, tú coges mi mano y la besas; yo pronuncio tu nombre, tú dices que ya iba siendo tiempo.
     Habrá quien piense, todo el mundo quizá, que llegamos tarde. Qué más da, digo yo, y tú te ríes; estamos tan a gusto, al fin, el uno en brazos del otro... Dejémosles hablar; que ladren y relinchen, que sigan sorprendiéndose acerca de nuestro atemporal eterno amor.

sábado, 7 de mayo de 2016

     Optamos por el silencio, elegimos la nueva vida frente a las opciones añejas del pasado, tomamos partido por el sacrificio. Tal es nuestro carácter, a la altura adecuada de la misión que nos ha sido encomendado. Dentro de un par de siglos nadie hablará de nosotros, nadie nos recordará; no importaremos más a nuestros herederos que a cualquier otro desconocido. No creo que esto suponga un consuelo suficiente, pero al menos representa una explicación lógica para todo lo que está pasándonos ahora.
     Nacimos sin ser consultados, jamás se nos ocurrió pedir permiso para continuar con nuestra mesiánica misión perpetuadora. Obramos en consecuencia. Ese es todo nuestro mérito.

miércoles, 4 de mayo de 2016


TEORÍA DEL ÉXITO
     Tener la sensibilidad adecuada no lo es todo; a veces uno tiene que ser, también, un guerrero dispuesto a cualquier cosa con tal de prevalecer.

lunes, 2 de mayo de 2016

     En el fondo todos somos iguales; todos estamos de acuerdo en que 'los otros' están equivocados.

domingo, 1 de mayo de 2016

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
     Declaración de principios. No; para qué, por qué, por quién. Devenir: para quién; por el futuro, para ti. De mi sangre y mi sudor habéis venido, caminamos -y seguiremos haciéndolo- de la mano, juntos, a un mismo paso. Cuando necesitéis velocidad, prometo salir corriendo; si lloráis de agotamiento, me echaré a un lado de la carretera al tiempo que piso el freno. Esta es mi misión.
     Hombres nerviosos, mujeres frías; incluso esta manía mía de observar y tomar nota parece tener justificación en vosotros: ellos se mueven y nosotros les analizamos; lo sabemos todo de ellos, conocemos cada gesto, estamos listos para abrazarles, sujetar sus cuerpos exhaustos y acariciar sus atribuladas sienes. Somos -podemos serlo- una solución para ellos.
     Somos. Podemos serlo. El servicio es tan bello... Seamos.