Forniquemos de una puta vez; olvida la prudencia: viaja a Caldas de Luna conmigo, a mi lado y toda esa mierda de las juventudes neo-fascistas seguidoras de cualquier gilipollez que suene 'guay'. Tengo tanto que ofrecer.
Después de un primer beso querrás un polvo, y luego otros dos o tres; más tarde, no serás mía, pero seguro que te apetecerá compartir mi sudor. Al fin y al cabo, pasaremos un buen rato.