jueves, 27 de diciembre de 2012


“La locura está tan extendida entre los perezosos, que deberíamos considerarla su condición normal; el equilibrio mental –que sólo se manifiesta durante el primero o los dos primeros años de su existencia- constituye en cambio una aberración juvenil”.
Sam Savage de su novela ‘EL LAMENTO DEL PEREZOSO’ (2009)

miércoles, 26 de diciembre de 2012

        Le eché un vistazo a toda esa gente que sonreía mientras charlaban al calor de un café, también a algunos que leían novelas de Auster; no pude evitar pensar cosas maravillosas y sonreír al hacerlo. Entonces me pregunté que pensaría El viendo lo mismo que yo veía.
        Tenemos una oportunidad, sí, no hay duda alguna; tal vez no la merezcamos, pero nos la estamos ganando.

FIN DE AÑO

        Y así decidió despedirse del viejo año, tal y como había soñado hacerlo unas ciento quince veces antes; entre botellas de sidra y la hierba verde del campo humedeciendo sus pies descalzos, dos o tres días antes del treinta y uno, a media tarde, él sólo.

sábado, 22 de diciembre de 2012


MEDIDAS ANTICRISIS: CAPÍTULO 11
        El Gobierno, en su incansable búsqueda del bienestar del ciudadano medio, prevé implantar un novedoso sistema de micro-apartamentos móviles dotados de todo lo necesario para aquellos emprendedores que, por culpa de la ‘herencia socialista’, se ven obligados a buscar trabajo lejos de sus hogares. La medida, que ha sido aplaudida por las administraciones de la mayoría de nuestros socios europeos, podría ser implantada en un futuro próximo en países vecinos como Portugal e Italia.

viernes, 21 de diciembre de 2012


QUERIDA MARÍA (TRES AÑOS DESPUÉS)
        Tres años han pasado desde que no estás aquí; tres años sin tu sonrisa, sin tus ojos clavados en mí mientras te cuento cualquier tontería, sin tus manos acariciándome el pelo con mi cabeza descansando sobre tu regazo.
        Hoy he rescatado aquella carta que te escribí poco antes de tu partida definitiva; aquella con la que quise recordar por los dos, rememorar un tiempo compartido y comprometerme contigo y con tu recuerdo jurando no olvidar.
        Tres años han pasado desde que, mientras acariciaba tu rostro, sentí como depositabas sobre mi mano tu último aliento; recuerdo que, un segundo antes de apartarme de tu lecho y decirles a mamá, a Pachi y a David, que ya no estabas allí, pensé ‘esto me lo quedo para mí, tu último adiós es mío’.
        Tres años… ¿sabes? Cuando hoy me he despertado y pensado en ti, he sonreído; estoy cumpliendo mi promesa, estoy luchando contra la oscuridad del ocaso de la memoria. Estoy consiguiéndolo, sigues viva aquí, dentro de mi corazón y tú, a cambio, sigues obrando tu milagro en mí; cada día me parezco más al tipo que quiero ser. Eso me hace feliz.
        Hoy, como hace tres años, quiero prometerte que seguiré trabajando por todo aquello que me hiciste amar; lo haré, como siempre, con la ayuda del recuerdo de tu dulce mirada, de tu abnegada sonrisa, de tu ejemplo y tus reconfortantes palabras. Lo haré por ti, lo haré por los dos.

lunes, 17 de diciembre de 2012


21 DE DICIEMBRE DE 2012; MAÑANA SERÁ 22
        Al principio fueron unos cuantos ejecutivos hollywoodienses abriendo mercado para un par de superproducciones multimillonarias y para alguna que otra serie inspirada en una pervertida profecía maya. Hasta aquí, aunque no bien, nada de lo que extrañarse.
        Pero claro, la adulteración de la realidad es algo que uno espera, o puede esperar, de un puñado de tipos cuyo medio de sustento consiste en hacer creíble cualquier ficción; en cambio, a un periodista, lo mínimo que se le puede pedir es, ya no que sea veraz –algo imposible en ciertas circunstancias, que no en ésta en concreto-, sino que contraste un poquito su información, se documente e investigue algo antes de lanzar al vuelo la penúltima patraña sensacionalista que se le pueda haber ocurrido al editor de turno. De esta forma, quizá podríamos habernos ahorrado leer durante los últimos días algunas estupideces acerca del ‘fin del mundo pronosticado por los mayas’, y que se están publicando alegremente en la prensa internacional.
        El caso es que, a poco que uno investigue por su cuenta se encontrará con que el calendario maya es un calendario circular, esto es, que igual que nuestro calendario actual finaliza cada año un 31 de diciembre y se reinicia indefectiblemente un 1 de enero, el suyo seguía –o sigue- un proceso equivalente, por lo que el hecho de que éste finalice un día que supone nuestro 21 de diciembre actual, sólo quiere decir que al siguiente volverá a reiniciarse. Ni más ni menos; de hecho, los mayas no vaticinaron ningún Apocalipsis. Al contrario, según ellos el Universo entero se desarrolla a través de diferentes procesos circulares –al más puro estilo aristotélico- que, en el caso concreto que nos ocupa, habrían de llevar a la mayoría de la humanidad a revisar las bases sobre las que se ha venido sustentando su sociedad durante las últimas décadas, lo que posiblemente conllevaría un paulatino abandono de las viejas tendencias materialistas e individualistas a favor de una serie de movimientos colectivos sociales de marcado carácter solidario, humanitario, ético, fraterno y global; ¿a alguien le suena esto?
        Además, si uno sigue profundizando en el tema, podrá ver que la cultura maya no fue la única que habló en estos términos y con fechas, si no idénticas, sí muy próximas; ahí tenemos a sus vecinos, los aztecas, a los hopi –que son, para entendernos, los antepasados de los actuales navajos-, a los antiguos pobladores de la actual India –que, a la sazón, resultan ser lo primeros en poseer literatura acerca de esta cuestión, en torno al 1500 a.C.-, e incluso los primeros cristianos, aquellos que ni siquiera ‘salen’ en el Antiguo Testamento.
        Resumiendo: el mundo no se acaba; a lo sumo, y con un poco de suerte, puede que consigamos empezar a cambiarlo de una puñetera vez. Eso sí, para ello, el primer paso será dejar atrás viejas malas costumbres, como soltar al aire –y a la ligera- lo primero que se nos vine a la cabeza, sin tener en cuenta la responsabilidad que tenemos aquellos que decidimos plasmar nuestras ideas u opiniones, o peor aún, nuestra imaginación fecunda y engañosa, en un medio accesible para una gran cantidad de personas, entre las que podría encontrarse, Dios no lo quiera, un demente esperando alguna ‘señal divina’ que le ordene salir de casa con un rifle en la mano y encaminarse al colegio más cercano; “total, el viernes se acaba el mundo”.


“Sentí en mi interior, que algo vago e indefinido se desplegaba: una empalizada, los palos de una tienda de campaña, un paraguas al abrirse… Temí no ser capaz de ponerme de pie nunca más.”.
Herman Koch de su novela ‘LA CENA’ (2009)

sábado, 15 de diciembre de 2012


        Olvídalo muchacho, jamás escribirás una novela con la que sorprendas a media humanidad; eso ya lo hizo Salinger hace algún tiempo y, antes que él, lo hicieron –e incluso podría decirse que siguen haciéndolo hoy en día- Dostoyevski y Tolstoi, Huxley y Bradbury. Por mucho que lo intentases, no podrías volver a escribir ‘Nosotros’, no serías capaz de abrir tantas bocas como hizo Zamiatin hace casi un siglo.
        No pienses que serás capaz de componer ninguna pieza que emocione como lo hacían las obras de Tchaikovsky o Strauss –padre o hijo, me da igual-. Se necesitan más de cien años para encontrarse con un nuevo Ludovico Einaudi, y a éste, le queda cuerda para rato.
        Destierra toda esperanza de dejar una huella imborrable, como Jimmy Page, Johnny Cash, John Lee Hooker, Jimi Hendrix, Bob Dylan o Duke Ellington. No queda espacio en el que plasmar ni una sola impronta más.
        Picasso, El Bosco, Kandinsky, Goya, Rembrandt, Monet, El Greco, Basquiat, Tiziano, Velázquez, Renoir y Munch ya exploraron todo lo explorable, e incluso más, mucho más lejos de cualquier límite posible. ¿En serio crees que puedes sacarte algún truco de la manga que aún no hayamos visto?
        ¿Vas a convertirte en el nuevo Platón? Al fin y al cabo eso no sería más que ser una nueva revisión del viejo Platón. ¿Sabes? Ni siquiera Paul Auster sigue siendo el mismo Paul Auster que se dio a conocer al mundo entero a principios de los 80; él mismo asegura que es posible que lo mejor que ha escrito en toda su vida son sus primeros poemas que, por cierto, no le dieron fama alguna.
        Thoreau, Hesse, Unamuno o Hemingway estuvieron estrujándose los sesos antes, así que, dime ¿qué diablos tienes tú de especial?

miércoles, 12 de diciembre de 2012


DIARIO DE UN LIMPIACRISTALES
        El despertador suena a eso de las seis menos cuarto de la mañana. Digo ‘a eso’ porque soy consciente de que no está en hora; de hecho sé que se encuentra adelantado entre cuatro y siete minutos. Es más, lo cierto es que rara vez llega a sonar pues, gracias a mi despertador biológico, suelo despertarme unos minutos antes de la hora indicada.
        En los meses de primavera y verano este horario no supone un problema en si mismo, en invierno la cosa es diferente; salir de casas a oscuras, cuando aún no ha amanecido, y volver en las mismas condiciones, no es agradable, nada agradable. Que tus manos se congelen hasta el punto de que uno de tus dedos se disloque por un golpe fortuito, sin que te percates de ello, o que tu piel se cuartee hasta que en tus manos se abran llagas y sangres, no resulta gratificante en absoluto. No termino de creerme que, en estos términos, el trabajo dignifique; me niego a ello.
        De cuando en cuando te entran ganas de pisarle la cabeza a alguno de esos imbéciles que se empeñan en convencerte de que, y de hecho parecen creérselo ellos mismos, te entienden a la perfección –sí, claro; sin duda alguna, estoy seguro de que tu sufres el frío tanto como yo mientras te sientas en tu puñetero sillón de polipiel al lado de ese maravilloso radiador ‘DeLonghi’ que te compraste por cincuenta euros en las rebajas del año pasado-.

viernes, 7 de diciembre de 2012


“Me fastidiaba menos la perspectiva de morirme que la idea de que habría desperdiciado mi vida, si me moría”.
Sam Savage de su novela ‘EL LAMENTO DEL PEREZOSO’ (2009)

miércoles, 5 de diciembre de 2012


DIOS NO ESTÁ AQUÍ HOY
        Cuarenta y pico millones de bombillas de bajo consumo encendidas a la vez, vistiendo con su hipnótico  fulgor varias decenas de miles de arbolitos adornados de tan luminosa forma en honor y para regocijo de nuestro Señor.
        ¿En serio; de nuestro Señor Dios? ¿Varios miles de millones de euros invertidos en decorar todo un país que ve como el número de parados y pensionistas registrados, se acerca peligrosamente al de trabajadores que aportan algo a la Seguridad Social; para ofrecérselo a la memoria del Sumo Hacedor, aquel que vino al mundo hecho hombre naciendo en un pesebre, el mismo que solía rodearse de pecadores, prostitutas y pobres mientras recorría caminos de arena vistiendo una humilde túnica y un par de alpargatas?
        Dios no está en ninguna de esas malditas lucecitas que tanto nos gusta observar durante el mes y pico que duran el Adviento y la Navidad; por cierto, ¿sabéis que las luces se encienden porque estamos en Adviento, no?
        Dios no se dedica a frecuentar ninguno de los belenes que ocupan las plazas de algunas ciudades y pueblos; yo creo que prefiere pasearse por los asilos que casi no reciben visitas, por los orfanatos que se encuentran tan olvidados del Estado como lo están sus moradores de sus progenitores, por las salas de espera de los hospitales en los que algunas mujeres lloran mientras esperan una respuesta y ciertos hombres pasean intentando adivinar una solución para sus preguntas. Algo me dice que a Dios no le hace demasiada gracia que le agasajen ciertas personas que están pensando en ofrecerle un par de llamativas luces azules y, acto seguido, correr a comprarse un nuevo juego de palos de golf que envolverán y dejarán tres días más tarde bajo un árbol de plástico, junto a otros regalos, a la vista de sus hijos de cinco y siete años.
        Aún a riesgo de que terminen por excomulgarme, yo diría que Dios no está en la opulencia de ninguna de las catedrales que en su nombre, en su sagrado nombre, hemos levantado sus hijos y en las que celebraremos, en breve, su nacimiento a través de una ‘Misa del Gallo’, a la que asistiremos tras habernos cebado bien a gustito.

martes, 4 de diciembre de 2012


MEA CULPA
          -No; no es así, no me has entendido.
        -Es cierto, lo siento. Hay días en que me cuesta seguir la lógica de los demás. Por cierto, al final ¿comprendiste aquellos escritos que te pasé el otro día?
        -Pues no, la verdad. En absoluto.
        -Vaya; perdóname. A veces no sé explicarme.

domingo, 2 de diciembre de 2012


        Así debe ser, debería estar escrito que así sea. Compartir y nada más. La mayor muestra de amor concebible es, sin duda que tenga lugar, la entrega incondicional, el volcado personal sin respuesta predeterminada que esperar. De eso se trata, de dar dándose; tal y como definió el amor cierto filósofo cuyo nombre no consigo recordar.
        Eso es, eso debe ser, una velada literaria, musical, cinéfila, incluso multidisciplinar; varias mentes explorándose a través de la exteriorización de los diferentes procesos introspectivos a los que algunas manifestaciones culturales les han llevado.
        Emoción en estado puro. Dos tipos debaten acaloradamente a la luz de una vela acerca de las ideas de un tal Epicuro; a su lado un joven baila, emocionado, sobre una gran mesa llena de manuscritos, al ritmo de una pieza de Kris Kristofferson que ha hecho que un cuarto aprendiz de escritor, oculto en las sombras de un viejo corredor donde ninguna ventana conserva sus cristales intactos, rompa a llorar recordando algo que en pocos minutos volverá a olvidar.
        Tres, cuatro, diez horas más tarde, todos se fundirán en un abrazo y los cuatro, los quince o los dos, seguirán siendo dos, quince o dos, pero más grandes, más completos, …un poquito más cerca de aquellos hombres que les gustaría ser.
ALGO BUENO QUE CONTAR
        Bah, en el fondo esto no es más que algo que yo mismo necesito, otra exteriorización imperiosa del grandísimo corazón que albergo en mi interior, la enésima muestra de mi inalcanzable amor; “te quiero, os quiero, tanto… Dejadme amaros tanto como creéis que os amo”.
        Al fin y al cabo, no he llegado hasta aquí sólo por mí.