domingo, 27 de noviembre de 2016

DE LA BUENA EDUCACIÓN
     Nadie contesta al teléfono después de las doce; territorio vedado, lo llaman. Me dicen que tengo que ser comprensivo, que mi lógica es incomprensible y a esas horas sólo los borrachos y los degenerados se acuerdan de sus asuntos pendientes. Yo les pregunto si acaso al resto de la gente le falla la memoria después de cenar, mientras ven películas malas en sus aparatos de televisión, o cuando pelean con el insomnio atrapados en sus edredones nórdicos. Casi nadie se molesta en responderme, me toman por un caso perdido; quien aún muestra algo de paciencia conmigo me explica que, con el cambio de fecha en el calendario, la gente de bien suele hacer borrón y cuenta nueva: las personas normales saben aparcar esas cosas. Descubro así que yo no soy normal, ni gente de bien. Agradezco los servicios prestados, el descubrimiento, y cuelgo. A los pocos minutos vuelvo a echarle mano al aparato y marco de nuevo; qué diablos puedes querer ahora,  me preguntan. Yo, muy circunspecto, respondo: tan solo llamaba porque había olvidado pedir perdón.

jueves, 24 de noviembre de 2016

¿QUIÉN ES QUIÉN?
-Y tú, exactamente, quién eres aquí -le preguntó aquel tipo de aspecto burlón y sonrisa sardónica-.
-¿Cómo que quién soy? -preguntó, inocente como siempre, el bueno de Augustus-.
-Sí hombre -río el otro-; todos somos alguien aquí -e hizo un gesto girando su índice hacia el suelo, como si rodease un diminuto poblado imaginario-.
-¿Alguien?
-Por supuesto, muchacho: 'alguien' -le increpó-. Yo, por ejemplo, soy el tipo que bebe cerveza a todas horas. Eso -añadió visiblemente satisfecho de su don- es lo mío.
-En fin -comenzó Augustus tras unos segundos de vacilación-, en tal caso, supongo que yo soy el tipo que lee y escribe, el deportista empedernido...
-Vaya con el polifacético -intervino el socarrón interlocutor de nuestro amigo-.
-...el amante de la música -siguió él sin percatarse de la interrupción-, el paseante que termina las jornadas delante de una taza de té bien calentito mientras charla con cualquiera que quiera hablar con él...
-¿En serio? -saltó nuevamente el forofo de la cerveza-.
-Claro -respondió, esta vez con aplomo y convicción, Augustus-; soy el tipo empeñado en no parar de vivir mientras viva.

domingo, 20 de noviembre de 2016

EL NARRADOR (UN NUEVO COMIENZO)
     Buscaba respuestas; eso es lo que solía hacer, ser un buscador de respuestas. Con el tiempo las respuestas se parecen, cada vez más a nuevas preguntas, ligeramente familiares, como un recuerdo del pasado que aparece en la mente bajo un foco de color: azul, rojo, verde. Inevitablemente terminé sintiéndome como un periodista de investigación debe sentirse; me convertí en un buscador de preguntas: cuál es el motivo principal, cual la razón última, por qué, a causa de qué, para qué, para qué... y, por supuesto, el por qué escondido detrás de los porqué.
     Obsesión. no puedo referirme a esa nueva faceta de mi personalidad de otra forma. Me convertí en un hombre obsesionado con la verdad detrás de la verdad que va más allá de la realidad; esto es, devine en un loco completamente perdido, desorientado; un cajón de sastre lleno de demasiadas cosas que nada tenían que ver entre sí, empeñado en tejer entre todas ellas una red magistral de conexiones divinas y maquiavélicas.
     La demencia puede tener muchas, muchísimas caras; la extrema racionalidad es sólo una de ellas. La tapadera perfecta; convertido en inquisidor, quién iba a pedirme cuentas.
     Conseguí vivir así un par de años. Cada día algo más próximo a un esquizofrénico que a un genio, cada día más asustado, más cauto, con una coraza más gruesa. Hasta terminar aterrado, encerrado en mí mismo, como un animal sentenciado a muerte que termina construyéndose todo un universo particular en lo más oscuro de su madriguera: todo lo necesario para aguantar hasta el fin está aquí.
     Entonces llegó un día..., el místico punto de inflexión de todo relato, en el que algo me hizo asomar el hocico al exterior. La luz, esa luz tan intensa, tan pura, me deslumbró. Jamás hubiera pensado que una luz tan bella pudiera existir de no haberla visto aquel día, de no haber sido testigo de su esplendor, de toda la dulzura y calor que podía regalarme, de la paz que era capaz de traerme. Tomé el bolígrafo y comencé a escribir. Conforme las líneas avanzaban y las palabras se sucedían, recuerdo, pensé 'al final, siempre que escribo gracias a ti, lo hago con optimismo y confianza en el porvenir', Futuro, implacable, hermoso.
     La luz, esa luz absoluta, consiguió penetrar en mi corazón e infundirme su poder creador. Ya no había preguntas, vanas, estúpidas, ni respuestas, completamente innecesarias; sólo existía el relato, la narración perfecta. Recuerdo con precisión qué palabras utilicé para comenzar aquellas líneas que cambiaron mi vida: buscaba respuestas.
          Seamos sinceros; realmente qué pasaría -algo demasiado grave acaso- si decido que todo se ha acabado.

domingo, 13 de noviembre de 2016

     Todos buscando la forma de sobrevivir; desesperadamente, todos, absolutamente todos. Ciertas palabras me obsesionan de una forma compulsiva: absolutamente, absolutamente, absolutamente. Todos, sin descanso, sin respiro; todos buscando la forma de sobrevivir, de resistir, de continuar, de seguir adelante a pesar de todo, a pesar de ellos mismos.

viernes, 11 de noviembre de 2016

(ADIÓS LEONARD)
      Yo quería escribirle algo al viejo León hoy; unas líneas acerca de lo que supuso para mí la primera vez que le oí hablar de su famoso impermeable azul, o qué sentí cuando vi girar su primer largo al son de su añorada Suzanne; quizá unas palabras para agradecerle el gesto de ese pajarillo agarrado al alambre del que a muchos de mi generación nos habló. Yo quería darle, sencillamente, las gracias.
     Pero... ni tiempo ni paz, la cotidianidad ha hecho imposible evitar que el día se me agote sin guardar ni un miserable ápice de fortaleza para sentarme frente al teclado y aporrearlo como se merece.
     En fin, Leo, ya que no he podido darte las gracias, por tus versos, tus acordes, aquel concierto en 2010, al menos, permíteme que te pida perdón; por todo lo que hubiese querido y querré haber sido y queriendo no habré de conseguir, básicamente, porque yo nunca he estado ni estaré tan cerca de Dios como lo has estado, incluso antes de hoy, tú.

martes, 1 de noviembre de 2016

POR SI ACASO TODO VUELVE A EMPEZAR
     Y ahora me entra prisa por volver a escribir... Serán las viejas canciones, que se acerca el final de mi odiado exilio y empiezo a sentir nostalgia de la soledad, quizá que me he acostumbrado a terminar cada ciclo guardando con escrupuloso celo un breve resumen de lo acaecido. Tal vez todo se resuma a que me he vuelto gilipollas, y un tanto incoherente y me ha dado por decir 'digo' donde dije... Tampoco creo que sea para tanto, la verdad; después de todo escribo esto sesenta horas y diez minutos después de decir 'adiós', aunque no te permita leerlo hasta dentro de tres meses, quince años, o cuatrocientas vidas. Al fin y al cabo, ¿qué es un final si no el comienzo de una nueva oportunidad?