BYE BYE LOVE
Tenía que pasar, estaba escrito; o tal vez
no, y por eso tengo que escribirlo yo ahora, hoy. No se trata del fin de un
ciclo, ni de un nuevo comienzo -que sí, lo sé, he sido un auténtico coñazo con
estas ideas tan poco originales acerca del eterno retorno, el círculo que
engendra más círculos y toda esta perorata tan habitual en mí-; esto es un
sencillo y honesto, amén de definitivo, adiós.
Cinco años es suficiente para conocernos,
enamorarnos, enfadarnos, saltar y reír, regañar, bailar y soñar, dar cuatro
gritos, reconciliarnos y hacer el amor y, si así lo estiman oportuno los
dioses, hasta tener descendencia. Cinco años dan para mucho en la relación
entre un tipo a este lado de la pantalla, aporreando un teclado viejo, cansado,
casi ciego, y vosotros, lectores valientes e insaciables. Cinco años es el
límite razonable para cualquier proyecto comunicativo desarrollado a ratos, en
intempestivas horas llenas de soledad y silencio.
Me voy porque estoy a punto -a punto he
estado- de traicionar la libre naturaleza con que este proyecto, este lugar,
este espacio, fue gestado. La inmediatez ya no es viable; la vida cambia, los
tiempos deben gestionarse de diferente forma, qué le vamos a hacer. Claudicar
jamás ha sido una opción: la esencia de las cosas es lo que realmente son; con
ideas así estaba claro que antes o después debía ser consecuente y poner fin a
esta empresa. Mejor despedirse a tiempo que arriesgarse a la incongruencia; no
es bueno hacerse trampas en solitario.
Me voy... y digo adiós, me quito el
sombrero ante ustedes, nobles lectores que tan generosamente han sabido
acogerme en sus ratitos de ocio, junto al primer café del fin de semana, en sus
puestos de trabajo, a primera hora de la mañana y a última de la tarde, en sus
'inteligentes' teléfonos móviles, durante los anuncios y al terminar la cena, o
entre plato y plato de una tediosa reunión familiar; me despido con gratitud y
satisfacción: ha sido hermoso esto que hemos tenido, conocernos así ha sido...
fantástico. Alégrense por haber formado parte de ello.
Nada habría sido igual sin vosotros al otro
lado; sin vuestros mensajes, vuestros correos y los muchos comentarios que de
cuando en cuando me hacíais llegar, esta casta no habría podido ponerse tan
lozana. También me voy por vosotros; porque necesitamos vernos con otras
personas, crecer, conocernos desde otros prismas, con otras luces. Por
supuesto, a este proyecto seguirá otro, absolutamente anónimo a día de hoy,
exactamente igual que comenzó éste, y tal como lo hizo el que lo precedió en su
momento. Así es como me gusta empezar a caminar: solo; ya habrá tiempo para ir
sumando compañeros de viaje, que ninguno se venga por el recuerdo de lo que fue
otra vida en otra piel, algo muy distinto a lo que puede ser.
El tiempo dirá, quién sabe, si volveremos a
encontrarnos. Puede que incluso terminemos por 'rescatar' el viejo archivador
en el que guardamos celosamente una copia de todo lo que ha sido y de todo lo
que no llegó a ser; por si acaso, no vaya a ser que algún día nos dé por echar la
vista atrás y veamos que nos dejamos en el tintero algo muy importante, algo
muy especial; demasiado como para seguir escribiendo estas líneas, demasiado
como para no teclear, definitivamente y aunque duela, el último punto final.