domingo, 8 de enero de 2017

BYE BYE LOVE
     Tenía que pasar, estaba escrito; o tal vez no, y por eso tengo que escribirlo yo ahora, hoy. No se trata del fin de un ciclo, ni de un nuevo comienzo -que sí, lo sé, he sido un auténtico coñazo con estas ideas tan poco originales acerca del eterno retorno, el círculo que engendra más círculos y toda esta perorata tan habitual en mí-; esto es un sencillo y honesto, amén de definitivo, adiós.
     Cinco años es suficiente para conocernos, enamorarnos, enfadarnos, saltar y reír, regañar, bailar y soñar, dar cuatro gritos, reconciliarnos y hacer el amor y, si así lo estiman oportuno los dioses, hasta tener descendencia. Cinco años dan para mucho en la relación entre un tipo a este lado de la pantalla, aporreando un teclado viejo, cansado, casi ciego, y vosotros, lectores valientes e insaciables. Cinco años es el límite razonable para cualquier proyecto comunicativo desarrollado a ratos, en intempestivas horas llenas de soledad y silencio.
     Me voy porque estoy a punto -a punto he estado- de traicionar la libre naturaleza con que este proyecto, este lugar, este espacio, fue gestado. La inmediatez ya no es viable; la vida cambia, los tiempos deben gestionarse de diferente forma, qué le vamos a hacer. Claudicar jamás ha sido una opción: la esencia de las cosas es lo que realmente son; con ideas así estaba claro que antes o después debía ser consecuente y poner fin a esta empresa. Mejor despedirse a tiempo que arriesgarse a la incongruencia; no es bueno hacerse trampas en solitario.
     Me voy... y digo adiós, me quito el sombrero ante ustedes, nobles lectores que tan generosamente han sabido acogerme en sus ratitos de ocio, junto al primer café del fin de semana, en sus puestos de trabajo, a primera hora de la mañana y a última de la tarde, en sus 'inteligentes' teléfonos móviles, durante los anuncios y al terminar la cena, o entre plato y plato de una tediosa reunión familiar; me despido con gratitud y satisfacción: ha sido hermoso esto que hemos tenido, conocernos así ha sido... fantástico. Alégrense por haber formado parte de ello.
     Nada habría sido igual sin vosotros al otro lado; sin vuestros mensajes, vuestros correos y los muchos comentarios que de cuando en cuando me hacíais llegar, esta casta no habría podido ponerse tan lozana. También me voy por vosotros; porque necesitamos vernos con otras personas, crecer, conocernos desde otros prismas, con otras luces. Por supuesto, a este proyecto seguirá otro, absolutamente anónimo a día de hoy, exactamente igual que comenzó éste, y tal como lo hizo el que lo precedió en su momento. Así es como me gusta empezar a caminar: solo; ya habrá tiempo para ir sumando compañeros de viaje, que ninguno se venga por el recuerdo de lo que fue otra vida en otra piel, algo muy distinto a lo que puede ser.
     El tiempo dirá, quién sabe, si volveremos a encontrarnos. Puede que incluso terminemos por 'rescatar' el viejo archivador en el que guardamos celosamente una copia de todo lo que ha sido y de todo lo que no llegó a ser; por si acaso, no vaya a ser que algún día nos dé por echar la vista atrás y veamos que nos dejamos en el tintero algo muy importante, algo muy especial; demasiado como para seguir escribiendo estas líneas, demasiado como para no teclear, definitivamente y aunque duela, el último punto final.