EXTRACTO
DE UNA NOVELA POR ESCRIBIR
Frank solía escuchar viejos discos, de
esos que normalmente se llaman ‘clásicos’; Dylan, Cohen, Diamond e
inexplicablemente Johnny Cash -él mismo lo consideraba inexplicable, pues jamás
le había gustado el country, si exceptuamos, claro está, al propio Cash-.
Frank no podía resistirse a comprar cualquier disco que considerase
clásico que pasase ante sus ojos. Aunque deberíamos empezar por aclarar que
Frank, en realidad, no era más que Francisco; un Francisco empeñado en que todo
el mundo le conociese como Frank, hasta el punto de llegar a presentarse
directamente así, -muy buenas, soy Frank, sí, Frank, como suena, acabado en k.
Frank no podía evitar un sinfín de cosas y patrones en su vida diaria,
como comprar compulsivamente discos viejos. Vivía obsesionado por cantidad de
insignificancias de esas que a casi todo el mundo le dan exactamente lo mismo y
se dejaba llevar por estúpidas manías que ni él mismo comprendía. Por ejemplo,
Frank era incapaz de pasar por delante de una droguería y no entrar a comprar,
al menos, un simple frasco de detergente o un pack formato ahorro de tres
bayetas. Siempre que iba a hacer la compra, Frank adquiría algo más de lo que
necesitaba “por si acaso”; así, si necesitaba dos sobres de sopa instantánea,
se llevaba cuatro, “por si acaso”.
En cuanto a las obsesiones de Frank, las había de todo tipo. Frank, por
poner un ejemplo, intentaba evitar siempre que le era posible, pisar las
baldosas más oscuras de la calle y siempre llegaba al último peldaño de una
escalera con el pie derecho; “el pie derecho por delante, la cabeza bien alta y
un ojo al suelo, por si acaso”.
Así era Frank, aunque a veces se preguntase a si mismo si en realidad
era así, o simplemente así era como le gustaba ser.
-Después de todo –en ocasiones se sorprendía con su propia capacidad de
sinceridad para consigo mismo- Frank no nació como tal hasta que un buen día
decidí dejar en casa a Francisco.