domingo, 28 de julio de 2019


He vuelto a colapsar, otra vez. Me he quedado bloqueado, incapaz de decidir sin gritar -qué orgullo-, viéndome arrojado otra vez al camino que conforma el maldito círculo del que no parece que haya sido capaz de escapar en estos dos últimos años.
De vez en cuando puede ser normal, no es necesario u obligatorio sentirse impotente, culpable o fracasado. Pero eso no quiere decir que no joda; la incapacidad de decidir, la dificultad para ver más allá del problema, el bloqueo tanto físico como mental..., todo mi ser abandonado mientras una voz en lo más profundo de mi cabeza repite "no, otra vez no".

domingo, 21 de julio de 2019


Gastamos dinero, por una noche, a lo loco, descontrolados y ansiosos, pero con un halo de tranquilidad aparente envolviéndonos: como si fuésemos los dueños de la ciudad.
Cenamos en un reservado con vino caro, masticamos exquisitas carnes lejos del bolsillo medio, pedimos -nosotros que odiamos el dulce- el más suntuoso postre que encontramos, y fumamos puros gruesos, como aquellos que le sisábamos a nuestros abuelos cuando jugábamos a ser mucho mayores de lo que éramos.
A veces también hace falta derrochar un poco, sentirse elevado, por encima de las propias necesidades y posibilidades, olvidándose durante un par de horas de todas esas preocupaciones que no paran de intentar convencerte de que no vas a poder.

viernes, 19 de julio de 2019


Así está la cosa: toda una especie a punto de desaparecer. Qué le vamos a hacer, tal es el carácter del somormujo irlandés.
Coincidiendo con el fin del invierno, y justo antes de la llegada de los vientos primaverales, bandadas de ellos desembarcan en las poblaciones costeras del norte de nuestro país. Su naturaleza aventurera y alocada, a menudo, les lleva a adentrarse en regiones interiores, dónde, habida cuenta de su conducta kamikaze, terminan perdiendo la vida empotrados, casi siempre, en las rejillas de las parrillas delanteras de turismos, furgonetas y camiones.
Desde tiempos inmemoriales, estas graciosas aves, poseedoras de un divertido y melódico canto, han estado visitando nuestras tierras. EL creciente uso de vehículos y el asfaltado de nuestros caminos son las causas principales de la devastadora situación de esta especie autóctona del sur de Irlanda y el oeste del Reino Unido.
Con un número de 'avistamientos' cada vez menor -apenas unos 50.000 ejemplares el pasado 1967-, nos enfrentamos, a todas luces, a la desaparición del simpático somormujo irlandés y sus melodiosas visitas primaverales a nuestra península.

martes, 16 de julio de 2019


Ningún ignorante puede ser tan peligroso como un hombre instruido; éste será capaz de manipular la información de que dispone en su beneficio, siempre en busca de retorcer opiniones, doblegar voluntades y remover sentimientos.

domingo, 7 de julio de 2019


Decidió hinchar todos sus presupuestos, para joder; para joder a todos los capullos engreídos que se creen demasiado listos para aceptar las normas de cualquier marco legal, moral o social.
Todo empezó cuando cayó en la cuenta de la cantidad de clientes que le pedían presupuesto para dejar de limpiar su negocio y que, en lugar de contratarle, terminaban 'incorporando' en su plantilla a una chica joven, morenita (= inmigrante en lenguaje políticamente más adecuado), más bien calladita y muy madrugadora. Algo olía mal, lo tenía claro; así que cuando alguien le preguntaba por un servicio, él añadía a todos sus cálculos 200 euros.
Por ejemplo: servicio de limpieza cada mañana, antes de abrir, de una cafetería con cierta actividad nocturna; 400 € + 200 = 600€.
Cuando esto pasaba, nadie le aceptaba el presupuesto, lógicamente (se había escapado del mercado), pero confiaba en que, a la pobre chica ilegal a la que le ofrecían el trabajo, no le pagasen menos de 300 o 320 euros bajo manga, que en el fondo es lo que le hubiese supuesto a él mismo tenerla, legalmente, en plantilla. De alguna forma sentía que así equilibraba la balanza, hacía un poco de justicia.
Inflaba, hinchaba, engordaba... y sonreía. Tal vez había renunciado a ganar unos cuantos cuartos apretando a sus empleados pero, si de algo estaba seguro, es de que así era feliz.

jueves, 4 de julio de 2019


¿Cómo se joden las cosas? La verdad es que, en eso de mandar una incipiente vida a la mierda, no hay épica alguna: las cosas se joden de la manera más tonta.
Por ejemplo: una chiquilla comentándoles a sus padres que quiere ser enfermera, ayudar a los demás; y un gilipollas que contesta que las enfermeras son las secretarias de los médicos y que, así, sólo puede aspirar a ayudar a algún buen médico, como mucho.
Jacobus Stolz convivía con una persona triste disfrazada de alegría absoluta, con un volcán emocional, una mujer frustrada, distraída, deprimida e incapaz de reconocer en sus raptores la fuente de toda su infelicidad.
Hablo de 'raptores' porque, cuando les conocí -a Jacobus y a ella-, solía contar historias de intentos de fuga y escapadas nocturnas para transgredir alguna directriz injusta. El caso es que acabaron minando su voluntad, y lo hicieron inculcándole, a la vez, un terrible sentimiento de perpetua deuda de sangre. Así que se fue marchitando, sin darse cuenta, si querer reconocerlo.
Por todo ello Jacobus les odia, con todas y cada una de sus células; les odia por destrozar un bello, hermoso, ángel de Dios. Y les odia más aún por hacerlo en nombre del Señor.
Pero, por mucho que Stolz entienda, por mucho que empatice y comprenda, la realidad, su realidad, es que se ha quedado solo: solo con un enemigo abúlico y agresivo, solo sin más herramientas que un detonador conectado a un cinturón de explosivos que no recuerda si se ha puesto esta mañana o, por el contrario, le ha dejado a ella antes de salir de casa.

martes, 2 de julio de 2019


Total, que el tipo anda ligeramente mosqueado, enfadadillo con todo el mundo; ojo, no con el mundo en general y nadie en particular. No, no resulta tan tópico. El tío está realmente rabioso y se siente con motivos suficientes para estarlo con todos y cada uno de los habitantes del planeta Tierra.
Barrunta ideas agresivas durante noches eternas, cavila y frunce el ceño día tras día y se prepara para lo inevitable. Porque lo que antes o después tiene que llegar, es mejor estar esperándolo; así, por lo menos, no te pilla por sorpresa.
Finalmente, después de unos cuantos meses así, encabronado y obstinado, se decide por la acción: "me colgaré y diré 'adiós', que es lo mismo que decir 'a tomar por el culo', pero sin ofender a nadie".