viernes, 30 de mayo de 2014

Una casa no es hogar
por tener cuatro paredes
de hormigón o de piedra,
de ladrillo o hechas con tableros
de melamina de baja calidad,
con cuatro, tres, dos... ventanas,
unas rotas, la otra no,
ni por poseer un fantástico
techo de pladur de oferta.
No importa si es mansión
de quinientos sesenta y tres metros
cuadrados con parcela de ocho mil
o buhardilla descatalogada
de veinticinco generosos;
mi hogar está
donde se encuentra mi corazón,
el lugar en que esta noche
dormirán mi esposa y mi hija.
Este es el preámbulo,
así comienza -o comenzó-
todo lo que después
habría de ser escrito;
la razón para esta botella
de vino abierta y vacía,
este silencio impuesto
en medio de esta casa
que, queda claro, no es hogar.

domingo, 25 de mayo de 2014

VOTO NULO
Apreciado señor interventor:
     Me dirijo a usted mediante la presente con la esperanza de que se tome, al menos, unos minutos para leer estas palabras que, así lo he juzgado, bien merecen un voto nulo.
     En primer lugar, ruego acepte mis disculpas ante el agravio que a sus ojos de interventor de mesa electoral, supondrá la profanación de una papeleta para fines tan alejados de la democrática elección de representantes; en este caso, para la expresión de una opinión. Ha de saber, antes de juzgarme, que soy un caso completamente perdido; a la tierna edad de diecisiete años, meses antes de alcanzar la mayoría de edad y estrenarla en unas elecciones autonómicas y locales, ya soñaba con la posibilidad de una democracia que permitiese a cada ciudadano disponer de un breve espacio donde aportar algunas reflexiones acerca de su elección. Claro está, esto sólo supondría un insuflo de aire fresco para mentes perturbadas como la mía, ávidas de insurrección y jarana. No puede ser.
     Ahora, vayamos a la razón -o sinrazón-, al por qué. ¿Por qué un joven inteligente y capaz decide 'malgastar' su posibilidad de manifestar su opinión mediante el ejercicio de la aportación de un voto a uno u otro u otro -no olvidemos que partidos hay más de dos, de tres, de quince y de veinte- opositor al título de campeón del mundo de la política? Podría decirme usted -y en parte estaría en lo cierto, pero sólo en parte- que si no me siento identificado o representado por ninguno de los distintos candidatos o partidos que se me han ofertado en la sección de platos precocinados de la prensa de las últimas semanas, bien podría decantarme por el terrible voto en blanco, que además de negarle mi apoyo a cualquiera, supone todo un ejercicio de madurez y... ¡pamplinas! Verá usted, en mi modesta opinión, aún sin leerse ni una sola de estas líneas, imagínese qué puede pensar cualquiera de un tío que, sin pretender regalarle su voto a nadie ni declararse objetor electivo -así podríamos llamar a quien opta por el voto en blanco-, se toma sus buenos diez o quince minutos en poner en orden sus ideas, plasmarlas sobre un papel que introduce en un sobre con la palabrita 'diputados' inscrita en él, y se encamina a las urnas para depositarlo en una de ellas, aún a sabiendas de que su reflexión no sólo no interesa a nadie, sino que tampoco contará ni a favor ni en contra de ninguno de los insulsos e innecesarios partidos políticos que por nuestras tierras proliferan. La verdad es que, a simple vista, parece mucho más de lo que hace el votante medio. ¿Quién sabe? Quizá algún día el voto nulo no sea tal, puede que llegue a ser considerado un voto especial, más maduro, digno de... pongamos, por decir algo, doble puntuación. El voto nulo, un voto inteligente; podría ser.

viernes, 23 de mayo de 2014

MUERTE DE UN LIMPIACRISTALES
     Luis Alberto su nombre; había sido limpiacristales en sus veinte o veintitantos, soñaría por aquel entonces -como lo hacen todos los limpiacristales cuando sienten sus manos congelarse al contacto con el gélido agua a las seis de la mañana en un lunes cualquiera de invierno-, soñaría con dejar de limpiar cristales y dedicarse a otra cosa. Hacía más de cuarenta años que no limpiaba cristales, ni uno solo, ni siquiera por los viejos tiempos. Montó una panadería donde trabajaba junto a su esposa y contrató a otro para que limpiase sus cristales; otro que a su vez, imagino, soñaría con dejar de limpiar cristales y dedicarse a otra cosa, a... escribir, por ejemplo.
     Llevaba mucho, mucho tiempo sin dedicarse a limpiar cristales pero, con los limpiacristales sucede como con los filósofos, los oradores y los psicoanalistas, uno no deja de ser limpiacristales por mucho tiempo que haya pasado desde que limpió su último cristal, uno no deja de ser limpiacristales jamás. Hay algo en... los ojos, algo que te permite ver las cosas de una forma diferente a como las aprecian los demás, casi como si fueras un analista de manchas potenciales y confirmadas. Ese algo, después, con el tiempo, termina por reflejarse en la mirada de quien lo posee, una mirada que nunca te mira o te ve simplemente, sino que te escruta, te estudia, te observa con atención total; verse reflejado en la mirada de un limpiacristales implica sentirse el centro absoluto del Universo entero.
     Ha muerto Luis Alberto, un hombre que alguna vez miró con sus ojos de limpiacristales a los ojos de otro limpiacristales, provocando algo muy parecido a lo que debió ser el 'Big Bang'. Donde quiera que esté, descanse en paz.

martes, 20 de mayo de 2014

NOTA DE RECHAZO NÚMERO OCHO MIL MILLONES
     Demasiadas notas de rechazo. Cincuenta y seis editoriales en esta ciudad y cincuenta y siete notas de rechazo encima de este escritorio sobre el que todo lo he hecho, desde traer al mundo a varias docenas de hijos bastardos hasta morir, resucitar y volver a morir. Demasiadas notas de rechazo..., demasiadas para no abrir otra botella de vino y convertirme en el penúltimo escritor proscrito del panteón de los grandes, castos, nobles e inmaculados creadores de tendencias ideológicas.
     Que le den por el culo al primer marqués de Vargas Llosa y su puñetera obsesión con incluir vergas en todos sus escritos. Que le den a la autocensura que amenaza con echarme encima sus garras. Que le den a las posibilidades, a las combinaciones taoístas y a la providencia no divina. Que le den a la cautela y a la precaución. Que les den a todos los tarados seguidores de William Faulkner. Supongo que jamás llegaré a tener ninguna segunda edición, puede que ni otra primera, pero prefiero seguir en el lado más húmedo y oscuro del arte que en la sinrazón del escribiente, que no escritor, o en la trágica vanagloria en que de vez en cuando incurren aquellos que son adulados durante demasiado tiempo. Que les den a los grandes gurús y a sus chulos, que le den a todas las notas de rechazo del mundo.

domingo, 18 de mayo de 2014

APUNTES DESDE EL PASADO
     Travesía del desierto en la Avenida de la Luz.
     No entiendo esa manía por aferrarse al pasado; agarrar un recuerdo infinitamente mejor de lo que la realidad que evoca fue, para vivir sujeto a su añoranza. Qué cruel forma de cercenar del futuro todas las posibilidades que, de otra manera, podrían ser promesas. Así mueren las ilusiones.
     Suena en la radio 'Jefferson Jericho Blues', un tema que jamás fue bailado por selenita alguno.
     Escribía poemas para una publicación mensual; cada treinta días me sentaba frente al ordenador y escupía palabras, formaba oraciones jugando a combinarlas, las soltaba al mundo a dejarlas que intentasen volar. Ese era mi cometido. Luego me quedaba ahí, con el culo pegado a mi sillón, esperando a que se produjese la explosión. Nada.
     Aprendí a ser yo mismo sentándome a hablar conmigo, a solas, a través de un papel manchado con tinta que formaba dibujos sobre los que luego meditaba. Aprendí a ser yo; dibujando círculos con mis manos en el aire aprendí.
     Palabras para el desierto, escribía yo. Pasado un tiempo me levanté, me calcé un par de zapatillas y salí a caminar. El desierto empieza aquí, pensé.

jueves, 15 de mayo de 2014

Demasiados 'momentos'...;
tenemos actor del momento,
por supuesto también actriz
del momento, claro,
ambos con un cuerpo diez.
Tenemos futbolista del momento,
escritor del momento,
director del momento,
presentador del momento,
político -no os lo perdáis- y
prostituta del momento;
también hay 'chonis poligoneras'
-varias- del momento pero,
no alcanzo a entenderlo,
en medio de tan efímera variedad
no oigo hablar de los padres
ni los profesores ni los barrenderos
ni los conductores del momento.
Habrá que esperar
por la apertura de la horquilla
de galardones temporales concedidos,
al menos, de momento.
EN EL MEDIO

lunes, 12 de mayo de 2014

EL HOMBRE HIPERACTIVO
     "Haces muchas cosas -le dijo-, demasiadas". Estas palabras, como si fuesen la secuencia de inicio de algún tipo de mágico ritual precolombino, activaron algo en su mente; toda una serie de complejos mecanismos de procesamiento de preguntas y destilado de respuestas se puso en funcionamiento.
     Después de un largo proceso de formulación, observación, replanteamiento, condensación y filtrado mental, todo quedó resumido a una única pregunta: ¿cuántas vidas vivo cada día? A lo que respondió: "por un lado soy el yo lector, por otro el yo escritor, soy el yo padre y esposo aunque también soy (sigo siéndolo de cuando en cuando) el yo novio; el yo corredor, yo atleta, yo nadador, yo aficionado a... ¡tantas cosas! Soy el yo trabajador, jefe y empleado, el yo bebedor de cerveza y conversador ameno y, por supuesto, el yo experto en perder el tiempo. Sí -se dijo-, hago muchas cosas pero, ¿demasiadas?".

viernes, 9 de mayo de 2014

DIARIO DE UN OFICINISTA CUALQUIERA
     Vaya, parece que el limpiacristales ha estado aquí esta mañana; o puede que viniese ayer, a última hora, aunque veo más probable que hay madrugado algo más que yo y haya venido antes de las ocho y media, ¡no!, antes aún pues yo he llegado a las nueve menos diez y él ya no estaba aquí. Se me ha vuelto a escapar y, dado que calculo que para limpiar todas las cristaleras y ventanales de esta oficina necesitará no menos de hora y media..., claro que eso es sólo lo que yo creo, lo cierto es que ignoro por completo cuánto tiempo puede llevarle dejar todo esto tan limpio y ordenado. Si casi ni se nota que ha estado aquí, salvo por los cristales relucientes, siempre lo deja todo en su sitio, al milímetro, y eso que, me imagino, tendrá que mover bastantes cosas para poder maniobrar con comodidad. Mesas pegadas a las ventanas, montañas de archivadores apilados junto a los separadores de cristal y cables de ordenador por todas partes.
     A veces pienso en él, o en ella, quién sabe; jamás le he visto, no nos conocemos, no hemos coincidido aquí y, por lo que sé, tampoco en otro lugar, Aunque, ahora que lo pienso... cómo puedo asegurar que no es el mismo muchacho que limpia en la cafetería de aquí al lado, tan callado, tan detallista, o podría ser cualquiera de las treinta o cuarenta personas que pasan por esta oficina cada mañana, podría ser cliente nuestro como nosotros lo somos de él. Lo único que tengo claro es que, aún sin saber quién es, sí que sé algunas cosas sobre él, o ella. Sé, por lo pronto, que es una persona aplicada en su trabajo, observador, detallista, minucioso y ordenado, meticuloso, prudente y, me atrevería incluso a decir, listo, alguien con vista; todo ello lo deduzco, exclusivamente de 'las hullas' de su trabajo.
     Sí, a veces pienso en él, sobre todo los días en que llego a la oficina después, poco después, de que se hay ido. Me gustaría conocerle, agradecerle su trabajo, su... buen hacer; invitarle a un café, charlar, quizá intimar. A menudo fantaseo con la posibilidad de encontrar en el limpiacristales de esta oficina a un amigo, un aliado, un igual; entonces, generalmente, me pregunto si alguna vez él pensará en mí, en quién ocupa este escritorio que, sin duda, tiene que apartar cada vez que viene a limpiar. Me pregunto si le dará por imaginar quién soy, cómo soy y, me pregunto, si lo hace, qué pensará.

jueves, 8 de mayo de 2014

"¿Cómo se conocieron? Por casualidad, como todo el mundo. ¿Cómo se llamaban? ¿Qué os importa? ¿De dónde venían? Del lugar más cercano. ¿Adónde iban? ¿Sabemos acaso adónde vamos? ¿Qué decían? El amo no decía nada; y Jacques decía que su capitán decía que todo cuanto de bueno y de malo nos acontece aquí abajo, escrito estaba allí arriba".
Denis Diderot de su obra 'JACQUES EL FATALISTA' (1796)

domingo, 4 de mayo de 2014

NO SÓLO ES CUESTIÓN DE CORRER Y SUDAR

"Correr no se trata de hacer que la gente compre cosas. Correr debe ser un acto de libertad".
Micah True 'Caballo Blanco', corredor de ultramaratón.

sábado, 3 de mayo de 2014

"Mi cerebro es demasiado importante, señor; es todo lo que un hombre pensante posee en este mundo".
Aravind Adiga de su obra 'THE WHITE TIGER' (2008)

jueves, 1 de mayo de 2014

     Lo cierto es que ignoro quién es Jesús Sánchez, no sé si continúa viviendo en esta ciudad o, incluso, si sigue vivo o ha terminado por perder la cabeza y se ha suicidado. Todo lo que sé acerca de él es que en su día, desconozco hace cuánto tiempo, tuvo un negocio, una tienda de fotografía, aquí cerca, en la Calle de Samuel Sánchez. Lo sé porque el local permanece sin alquilar, vacío, con un par de carteles ofertándolo con un número de teléfono y con un mal conservado y sucio rótulo con las palabras 'Foto Jesús Sánchez'; por eso lo sé.
     Cuando yo llegué a este barrio el local ya estaba así, cerrado, vacío, sucio; de eso hace ya algunos años. Por aquellos días la calle no era 'de Samuel Sánchez' si no 'del Teniente Coronel Tejeiro'.
     Algunos días, cuando paso por ahí delante, me da por pensar en el tal Jesús Sánchez. No tengo ni idea de si era, es, un buen fotógrafo, de si el fracaso de su negocio se debió a su falta de aptitudes artísticas o a su mala gestión de los recursos económicos de que disponía. A saber; también puede ser, simplemente que un buen día Jesús Sánchez, de unos setenta años, se jubilase, echase el cierre y se fuese a disfrutar de su pensión a un pueblecito de la costa. Ni idea. Pero si Jesús Sánchez fuese, por ejemplo, un cuarentón con unas dotes excepcionales para la fotografía, que un día abrió un negocio depositando en él todas sus expectativas y hasta el último céntimo -peseta por aquel entonces- ahorrado, y después de una mala racha -tres o cuatro clientes que desaparecieron sin pagar unas cuantiosísimas facturas, un accidente que le impidió trabajar durante meses, un gran robo que no cubrió el seguro o cualquier otra desgracia-, no tuvo más remedio que despedirse de su propio negocio, entonces, me pregunto a veces, qué pensará cuando pasa por ahí delante -si es que aún pasa por ahí- y ve los restos decadentes del que un día fuera su sueño con ese letrero en el que aún hoy, sucio, después de años, puede leerse su nombre: Jesús Sánchez.