sábado, 28 de noviembre de 2015

EL CUADERNO
     A veces uno necesita volver al cuaderno, a la palabra escrita a media luz, al hogar. Todas las líneas, todos los párrafos, toda la tinta derramada sobre el papel parece, siempre, necesaria y vital; tal vez lo sea, siempre, pero... al final uno termina por olvidar el ochenta y pico por ciento de las cosas que ha escrito, como olvida el noventa y tantos por ciento de aquello que ha pensado. Sólo quedan, de cuando en cuando, sensaciones que reflejan lo que un día fue sentimiento: disfruté tanto con este poema, me gustó escribir tal o cual relato, me siento tan unido al protagonista de esta novela, he llorado repasando estas notas... y así.
     El cuaderno se queda ahí, en un estante, guardando todo eso dentro de él, de una forma tan convencional y humana como la vida misma; algún día morirá. El cuaderno no se archiva en una base de datos en el espacio virtual ni en el Pentágono; el cuaderno perecerá víctima de un fuego fortuito, una inundación doméstica o el simple paso del tiempo que terminará devolviéndole blancura a sus hojas. Quizá sirva de entretenimiento a uno de mis nietos mientras juega con lápices de colores. Y yo qué sé.
     Por eso el cuaderno es necesario; porque, como yo mismo, es inmediato y efímero, un precioso espejo al que asomarse una y otra vez.

jueves, 26 de noviembre de 2015

VARIACIONES
     Soy siete veces más fuerte que tú, muy veloz, y siempre estoy de buen humor; no es lo mismo que: soy siete veces más fuerte que tú, muy veloz, y NO siempre estoy de buen humor; que tampoco es lo mismo que: soy siete veces más fuerte que tú, muy veloz, y NUNCA estoy de buen humor; que tampoco es, exactamente: soy siete veces más fuerte que tú, muy veloz, y jamás, ni de coña, estoy de buen humor, imbécil.

lunes, 23 de noviembre de 2015

     Hace días que debería haberme cortado las uñas, pero últimamente, no tengo memoria para estas cosas. De hecho, creo que en el fondo no me importa lo más mínimo si me crecen, las uñas, hasta que sea capaz de sacarle un ojo con ellas a mi vecino sin moverme del sofá.

sábado, 21 de noviembre de 2015

MARTE, UNA FÁBULA (O UNA CRÓNICA)
     Marte. Hace cuatro mil millones de años; por aquel entonces no era un árido desierto rojo. Numah observa el cielo: el sol en todo lo alto; así ha sido, ininterrumpidamente, durante los últimos dos años. Poco a poco el núcleo comenzó a enfriarse y así, terminó por perder su magnetismo, la rotación se detuvo y...
     Numah piensa en Chant, su primo pequeño; allá, al otro lado del planeta, donde siempre es de noche, quizá él esté sentado en su ventana mirando hacia el cielo y pensando en ella. Aunque con tanto frío parece poco probable. Da igual, desde que todas las comunicaciones cayeron, no hay forma de saber qué ocurre en cualquier lugar que esté a más de doscientos kilómetros y, en cualquier caso, Numah no cree que a los habitantes de fuera de la ciudad les hiciese gracia descubrir que unos cuantos de ésta, entre ellos su propio padre, estén construyendo una aeronave con la que planean abandonar su mundo e instalarse en el planeta vecino con la esperanza de que no haya vida inteligente, puedan colonizarlo y prosperar en él.
     Tierra, así planean llamarlo. Quién sabe qué aventuras les aguardan en aquel lugar, cuál será el destino de todos los amigos y hermanos que tengan que esperar a que los colonos estén en condiciones de organizar un éxodo masivo para todo el planeta; qué milagros obrará el paso del tiempo en una tierra tan parecida a la marciana y, a la vez, tan distinta. Qué aspecto tendrá nuestro rostro dentro de mil millones de años, después de haber sobrevivido al fin de nuestra civilización, cuando ya no quede rastro de nosotros en la que ha sido nuestra casa. Cómo serán nuestras caras, nuestras manos, estas piernas fuertes con las que ahora, nos disponemos a saltar.

viernes, 20 de noviembre de 2015

MAÑANA
     Mañana no será otro día. A pesar de que unos seis billones y pico de personas en todo el mundo se empeñen en el autoengaño, mañana no será otro día, lleno de promesas nuevas y posibles por cumplir; mañana no verá la luz una colección de oportunidades recién horneadas cuya materialización esté prácticamente garantizada. No.
     Mañana el despertador volverá a sonar, el agua caliente volverá a acabarse, volverás a desayunar a toda prisa, llegarás tarde una vez más, volverás a discutir con algún imbécil y tendrás que morderte la lengua, otra vez, con otro par de idiotas. Comerás, beberás, reirás por chistes sin gracia y tendrás ganas de... llorar o matar o matarte; todo como hoy, todo como ayer.
     El tiempo condenado a la repetición hasta que explotes, hasta que revientes y, extenuado, alces la vista hacia algún semejante tan cansado como tú, e implores piedad: sé humano, acaba conmigo por Dios.
* * *
     Mañana no será otro día; mañana será el mismo día que ha sido, es y será desde el comienzo de la sociedad moderna y hasta el fin de la misma. No pretendo redactar un manifiesto sindical, proletario o socialista; al diablo los líderes sindicales, al diablo los comunistas, los socialistas, los fachas, los progres, los represores y los demócratas. Al diablo todo aquel que necesite escudarse en unas siglas o protegerse tras un logo para sentirse realizado como miembro de un rebaño que cumple a la perfección con el papel que se le ha asignado. Lo que yo quiero es el despertar del hombre como individuo. Esto no quiere decir que proponga el individualismo como camino a seguir sin desvíos de ningún tipo; lo que quiero cuando hablo del individuo despierto es llamar la atención individual sobre los intereses de la sociedad a la que pertenece dicho individuo. Todos y cada uno de ellos, de nosotros. Sólo desde el individuo consciente podemos llegar a la sociedad solidaria, luchadora, justa, equilibrada, equitativa, plena.
     Basta con que un eslabón se quiebre para romper la más férrea de las cadenas. Así sucede también con la repetición de los ciclos, con los patrones asimilados e interiorizados; basta con que un hombre rompa, con decisión, su rutina para que la rueda deje de girar y la sociedad entera sienta un pequeño sobresalto que, quién sabe, tal vez pueda tener consecuencias de magnitudes titánicas.
* * *
     Soy siete veces más fuerte que tú, muy veloz, y NO siempre estoy de buen humor.

domingo, 15 de noviembre de 2015

     Ahí vienen las viejas canciones, encerradas en discos añejos; ahí vienen los recuerdos.
     De vez en cuando, al llegar la noche del viernes, decido encerrarme en mi casa, desconectar el teléfono, aislarme del mundo y de casi toda humanidad conocida, ignoro el televisor y la comodidad del sofá. Me siento en una silla de oficina, frente a una estantería en que se amontonan tantos discos como sueños, y espero a que uno de ellos me llame.
     Primera nota y primer acorde de la primera canción del primer disco de esta primera noche de todas las que me puedan quedar... Mi corazón toma el control absoluto sobre los archivos históricos personales de esa gran biblioteca que es mi memoria.
     Las imágenes se suceden; algunas como inmóviles instantáneas, otras como añejas películas en blanco y negro, y otras pocas como hologramas llenos de color y calor, ruidos y silencios.
     Entonces un segundo disco me grita desde la estantería del recuerdo. Tengo más confianza con algunas de mis canciones que con mi propia madre.
     Y pienso, una vez más, pienso... Pienso en ti, en mí, en toda la gente que pasó por aquí y en todos los que aún me visitan de vez en cuando. Y sonrío; hoy sonrío, sobre todo, porque ayer soñaba con sonreír. Ayer, sólo soñaba con sonreír.

sábado, 14 de noviembre de 2015

A TRAVÉS DE MIS OJOS
Lo que ves en mis ojos
es ira y es pena;
en mis ojos se reflejan
las mentiras recibidas,
también las pronunciadas,
las promesas olvidadas,
las caricias no dadas,
los sueños truncados
y aquellos otros
que después decepcionaron.
La locura de un hombre
cansado, gastado, hastiado,
se esconde en el fondo
de mis ojos defraudados.
No me preguntes la razón
de que empuñe el bolígrafo
con la violencia del demente;
no hay secretos aquí,
a través de mis ojos verás
la oscura serenidad
de un hombre completamente roto.

jueves, 12 de noviembre de 2015

SÁBADO, POR LA MAÑANA, BIEN TEMPRANO
     Resulta agradable salir a pasear y sentir el fresco mañanero de los últimos días de la primavera, cuando el calor que vendrá después aún está por llegar. Y qué decir de salir a correr antes de que el sol lo ilumine todo, hasta el último rincón de las grises calles, y la primera gota de sudor hace acto de presencia. Se trata de un sudor refrescante y cálido -sí, a la vez- que te ayuda a reconciliarte con el género humano, con Dios y sus ángeles, con la Creación en su conjunto. Después vendrán el café y el cuaderno de notas, el ruido de la mañana avanzada, la primera caña del día, un trocito de pan con aceite y sal, las sillas incómodas y las carreras de motos. Pero eso será más tarde, cuando el resto del mundo despierte y se decida a unirse en esta cruzada sin nada heroico que ofrecerle a la vida; sólo un poco de silencio y una sonrisa.

domingo, 8 de noviembre de 2015

EL ESCRITOR DE ÉXITOS
     Anotaciones para una novela, apuntes para no olvidar escribir tal o cual artículo, esbozos de lo que podría llegar a ser un poema, un par de palabras clave en un trozo de papel con el que uno se pasea durante todo el día intentando no olvidar qué quieren decir. Será que estoy enfermo.
     Cuente usted bien sus monedas antes de pedir otro café; no querríamos tener que sufrir otro episodio de mendicidad improvisada dentro de nuestro lujoso túnel del tiempo. Pero esto uno sólo lo piensa; porque un buen camarero nunca juzga, se limita a atender y sonreír.
     La verdad es que sí que me siento un tanto enfermo. Te escupen y sonríes, de la misma forma que lo harías si simplemente te pidiesen, muy educadamente, que tirases una caña con poca espuma, o igual que si quien te escupe fuese tu camello y acabase de invitarte a un ácido tan genial que, en lugar de recibir su saliva propulsada hacia tu cara, pensases que lo que sientes en el rostro son gotitas de agua marina salpicándote justo al comienzo del primer baño del verano.
     Me duelen las ideas. Todas ellas chocando dentro de mi cabeza, luchando por llegar las primeras al túnel de vestuarios, multiplicándose por momentos, creciendo, proliferando, ocupando cada vez más espacio. Las hay de todo tipo: tristes, bucólicas, alocadas, nauseabundas, sensuales, excitantes, terroríficas, alegres, dudosas, melancólicas, esperanzadas, suicidas, sádicas, violentas, vitales, estúpidas, pretenciosas, intelectuales, filosóficas... Y todas empeñadas en prevalecer sobre el resto, en conseguir antes que las demás llegarme a la punta del bolígrafo en el momento adecuado, en el instante preciso: este.
     El dolor se vuelve acumulativo; la suma de quiebros y escondites adquiere masa, dimensiones físicas, y todo lo que surge en el reino de las ideas comienza a saltar con vehemencia, intentando y de vez en cuando logrando pasar a las tres dimensiones. Es entonces cuando más insoportable se vuelve el pesar; porque por primera vez en la historia personal, realmente pesa. Como un saco de cemento, como una lápida de mármol, como diez millones de libros vendidos en todo el mundo y traducidos a quince idiomas; pesa. Aún así uno no puede olvidarse de sonreír porque, como un buen camarero, debes despachar otro ejemplar dedicado a una tal Susana, o a un tal Pepe o Juan o Luis o quienquiera que sea. No puedes, no debes olvidar que esto ya no es simplemente tu pasión, sino tu modo de vida, tu vida misma, toda ella. Y tu sonrisa de hoy serán mañana tus hojas en blanco y tus ríos de tinta dispuesta a lo que sea; tu nueva promesa de hacer girar la rueda en el sentido contrario por una vez en tu vida y así volver a rozar lo que un día no fuiste capaz de apreciar: tu libertad.

jueves, 5 de noviembre de 2015

     No pensar, sólo estar; puede que ni eso. No pensar... bajo ningún concepto.

domingo, 1 de noviembre de 2015

     Cuando uno ha llegado a la mitad de un camino, tiene dos opciones: darse la vuelta y volver a lo conocido, o seguir adelante y descubrir algo nuevo. Allá vamos.