miércoles, 11 de julio de 2012


REVISIÓN AL ALZA DE LA ECONOMÍA NACIONAL
        Termino de hacer unos números en el cuaderno que siempre llevo conmigo a cualquier obra y me dirijo a la encargada del establecimiento cuyo presupuesto de mantenimiento me han solicitado. Le doy un precio.
-Serían X euros al mes –le digo- por la limpieza quincenal de las cristaleras, el aspirado semanal y el barrido y fregado diario.
Sus ojos se abren como platos.
-¿X euros? Un poco caro, ¿no? ¡Ah, claro! –sonríe con una mezcla de desprecio e ironía, como si acabase de descubrir que intento ‘timarla’ en secreto-, querrás cobrar el IVA.
Atónito. No consigo articular palabra. De haberlo hecho…; “pues la verdad, señora, es que yo no tengo el menor interés en cobrarle el IVA. Verá, es que no me queda otra; ¿acaso cree que me hace la menor gracia cobrar una cantidad de dinero que no me pertenece y custodiarla durante tres meses para, después de hacer unos cálculos, remitírsela a su legítimo dueño, el Gobierno del Estado Español, arriesgándome a haberme equivocado en alguna operación matemática y buscarme así un serio problema con ‘el Fisco’?”.
-Encima, ahora van y suben el IVA al 21 por ciento –ella sigue a lo suyo-.
La verdad –me digo a mi mismo- resulta curioso que el mismo ministro, el señor Montoro, que hace unos días defendía una ley de amnistía fiscal para quienes deseasen ‘blanquear’ los frutos de una economía sumergida durante años, a cambio de pagar sólo un 10 por ciento de ese ‘dinero negro’, suba ahora en tres puntos el Impuesto sobre el Valor Añadido porque “aquellos que deberían pagar más, no pagan”, en clara referencia a los usuarios del tan clásico y castizo ‘mejor sin factura’.

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