jueves, 15 de noviembre de 2012


BIENVENIDO A ESE LUGAR TAN CERCA DEL FINAL
        ¿Hay alguien ahí, al otro lado, ansiando poder echarnos un cable?
        Hoy ha vuelto a pasar; un cliente –y van tres este último mes- ha puesto fin a nuestra relación que, en este caso, venía durando desde que inauguró su negocio, hace exactamente tres años. No lo ha hecho por verse obligado a cesar su actividad laboral –aunque también este caso lo conozco de primera mano-, ni por ‘recortar’ gastos. Lo ha hecho , simplemente, porque un ‘compromiso’ le obliga a entregarle a alguien más ‘conocido’ que yo, aquellas responsabilidades que un día tuvo a bien confiarme a mí –que también era, por aquel entonces, ‘un conocido suyo’; imagino que por esos días el recientemente incorporado al sector del mantenimiento y la limpieza trabajaba en un precioso despacho con vistas al Parque San Francisco, mientras yo llevaba ya siete años ocupándome de la indeseable tarea de pasar frío, sudar y dedicarme a lidiar con la basura de otros-.
        Siempre es igual; cada vez que un cliente me informa de su decisión de prescindir de mis servicios, sea por el motivo que sea, me invade la sensación de estar perdiendo un empleo, más que un trabajo, un puesto de trabajo. Es lo que tiene ser autónomo, dicen –por cierto, ¿Quiénes son los gilipollas que lo dicen?-.
        Resulta inevitable sentirse como si el gerente de una empresa a la que le has dedicado todo tu tiempo durante varios años, te echase a la calle sin la menor preocupación. Tan inevitable como preguntarse si a alguien ahí fuera le importan realmente tus preocupaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario