miércoles, 5 de diciembre de 2012


DIOS NO ESTÁ AQUÍ HOY
        Cuarenta y pico millones de bombillas de bajo consumo encendidas a la vez, vistiendo con su hipnótico  fulgor varias decenas de miles de arbolitos adornados de tan luminosa forma en honor y para regocijo de nuestro Señor.
        ¿En serio; de nuestro Señor Dios? ¿Varios miles de millones de euros invertidos en decorar todo un país que ve como el número de parados y pensionistas registrados, se acerca peligrosamente al de trabajadores que aportan algo a la Seguridad Social; para ofrecérselo a la memoria del Sumo Hacedor, aquel que vino al mundo hecho hombre naciendo en un pesebre, el mismo que solía rodearse de pecadores, prostitutas y pobres mientras recorría caminos de arena vistiendo una humilde túnica y un par de alpargatas?
        Dios no está en ninguna de esas malditas lucecitas que tanto nos gusta observar durante el mes y pico que duran el Adviento y la Navidad; por cierto, ¿sabéis que las luces se encienden porque estamos en Adviento, no?
        Dios no se dedica a frecuentar ninguno de los belenes que ocupan las plazas de algunas ciudades y pueblos; yo creo que prefiere pasearse por los asilos que casi no reciben visitas, por los orfanatos que se encuentran tan olvidados del Estado como lo están sus moradores de sus progenitores, por las salas de espera de los hospitales en los que algunas mujeres lloran mientras esperan una respuesta y ciertos hombres pasean intentando adivinar una solución para sus preguntas. Algo me dice que a Dios no le hace demasiada gracia que le agasajen ciertas personas que están pensando en ofrecerle un par de llamativas luces azules y, acto seguido, correr a comprarse un nuevo juego de palos de golf que envolverán y dejarán tres días más tarde bajo un árbol de plástico, junto a otros regalos, a la vista de sus hijos de cinco y siete años.
        Aún a riesgo de que terminen por excomulgarme, yo diría que Dios no está en la opulencia de ninguna de las catedrales que en su nombre, en su sagrado nombre, hemos levantado sus hijos y en las que celebraremos, en breve, su nacimiento a través de una ‘Misa del Gallo’, a la que asistiremos tras habernos cebado bien a gustito.

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