Le eché un vistazo a toda esa gente que
sonreía mientras charlaban al calor de un café, también a algunos que leían
novelas de Auster; no pude evitar pensar cosas maravillosas y sonreír al
hacerlo. Entonces me pregunté que pensaría El viendo lo mismo que yo veía.
Tenemos una oportunidad, sí, no hay duda
alguna; tal vez no la merezcamos, pero nos la estamos ganando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario