domingo, 8 de septiembre de 2013

"Fui al matadero para observar lo que llamaban 'matanza eléctrica' y vi que fijaban grandes tenazas metálicas en las sienes de los cerdos, cuyos extremos estaban conectados a una corriente eléctrica de 125 voltios. En cuanto los cerdos tocaban las tenazas, caían inconscientes, se ponían rígidos y al cabo de unos segundos empezaban a convulsionarse como hacían nuestros perros cobayas. Durante este periodo de inconsciencia -como epiléptico- el carnicero mataba y sangraba a los animales sin dificultad alguna".
Ugo Cerletti, psiquiatra, acerca de su 'invención' de la terapia de electroshock (1954)

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