DIARIO
DE UN SUPERVIVIENTE (CARTA DESDE UN FUTURO NO MUY LEJANO)
Está claro que poco puede sobrevivir a esta
locura, todo el mundo lo sabe; por nuestras calles el murmullo de la desolación
se convierte en vendaval, los ecos de los conocimientos que un día nos
permitieron sentarnos con arrogancia y despotismo en lo alto de pirámides,
rascacielos y demás templos, son hoy un tenue rumor, ...apenas recordamos toda
la gloria que un día nos perteneció por derecho divino.
Durante los últimos tres meses he intentado
recopilar y almacenar algunas de las grandes creaciones de las que, en un
tiempo aún no demasiado lejano como para caer en el absoluto olvido, nuestra
especie fue capaz. He conseguido hacerme con acetatos de Leadbelly, Hank
Williams, Duke Ellington, Muddy Waters, Howling Wolf, Johnny Cash y un tal Bob
Dylan de quien nadie aquí recuerda palabra. También guardo con celo algunos
ejemplares de obras de Tolstoi, Hemingway, Sartre, Baroja, Duhamel, Kessey,
Bernal y Lozano, amén de un par de óleos y bosquejos de Monet, Picasso y
Bernardo Gil. Además he encontrado algunos VHS -creo que así solían llamarse-
de Scorcese, Truffaut, Lynch, Goddard, Leone y ¿Kurosawa? Aunque no he
encontrado ningún dispositivo que permita visualizarlos.
Soy el penúltimo guardián de la memoria, el
hijo de John Henry, la esperanza de la resistencia humana al abandono
irracional del dominador animal que llevábamos dentro -controlado- hasta hace
bien poco. Mi nombre poco importa, mis actos son, sencillamente, necesarios; todo
esto estaba escrito, nadie pudo evitarlo. Volverá a suceder, y nadie lo podrá
remediar; en cualquier caso, tal y como mi esencia misma me lo ordena, moriré
matando. La única vía aceptable es la de la pasión. Hoy tendremos que elegir;
toda la Historia puede ser destruida o rescatada, para siempre, del vacío que
la conspiración de las mentes perversas nos tiene preparado.
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