domingo, 27 de octubre de 2013

LAS CONSECUENCIAS (CAPÍTULO 3)
     Que una de las quince fruterías que hay en mi barrio instale un expositor de 'Matutano' y comience a despachar patatas fritas de bolsa y demás snacks -antaño conocidos como aperitivos-, debe de ser consecuencia directa de la sempiterna crisis. La crisis económica, que hace que una bolsa de ciento diez o ciento veinte gramos de fécula de patata, aditivos, conservantes y estabilizadores del sabor por un euro con cincuenta céntimos, sea más apetecible que un kilo de mandarinas a granel por un euro con veinte céntimos. También están las crisis de valores, la moral, la existencial, la de la mediana edad y otras que, imagino, nada tienen que ver con el hecho, aunque claro está que no debemos desestimar que la propia frutera declara sin titubear que a ella 'la fruta no le va'.
     Además, digo yo, habrá que tener en cuenta que en mi barrio, donde viven unas quince mil personas, hay quince fruterías -sin contar las que poseen los diez supermercados de la zona ni los tres autoservicios que venden fruta o el par de quioscos que ha comenzado a mercadear con algo de fruta de temporada los fines de semana-.

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