ENCUENTRA
LAS 5.000 DIFERENCIAS
No debe de ser tan complicado, hace años
todos los niños de este país -y de otras naciones del denominado como 'primer
mundo'- solíamos hacerlo en los pasatiempos de los suplementos dominicales, de
algunas revistas e incluso de ciertos periódicos de tirada nacional.
Normalmente había que buscar cinco o siete diferencias entre dos imágenes
contiguas que, a excepción de las citadas disparidades, resultaban un perfecto
calco la una de la otra; las estampitas representaban escenas o dibujos con
todo lujo de detalle donde pequeños detalles se trastocaban en una de las dos,
revelando así sutiles discrepancias de, cuando menos, trabajosa localización.
En fin, fuimos unas cuantas generaciones
las que crecimos siendo capaces de encontrar menos de diez diferencias entre, pongamos,
dos fotografías de un par de tíos -hermanos gemelos para más señas- a la salida
del trabajo, así que me cuesta comprender cómo hoy, esos mismos hombres y
mujeres que fuimos aquellos niños, nos hemos quedado tan cegatos como para no
dar con ninguna de las, aproximadamente, cinco mil diferencias que debe de
haber entre, por ejemplo, la cara de cualquiera de nosotros el día en que nos
jubilen y la de los 'jubilados VIP'.
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