FOLCLORE
ESPAÑOL
-¿Estás seguro? -me preguntó ella mientras
jugueteaba con el último botón abrochado de su blusa de seda-. Ya sabes que
después te entrará el lamento y dirás que te he 'emponzoñado'.
Sonreí, me acerqué un poco más a ella, a su
largo cuello, y le susurré en su oído izquierdo:
-Dame veneno, que quiero morir.
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