A TODA COSTA
Quieren ahorrar, a toda costa, y se van al
hipermercado -que es sustancialmente más grande que el supermercado- en lugar
de pasearse por la frutería, la panadería, la pescadería o la carnicería. Después
llaman a la empresa de limpieza, al carpintero, al pintor y al fontanero, y les
dicen a todos ellos que deberían ajustar un poco sus presupuestos, que hay unos
rumanos sin papeles -que por lo visto quiere decir que no son personas, sino
mulas de carga, esclavos y no humanos, a pesar de la infinitamente mejor rima
del calificativo con el gentilicio que con otros como estadounidense o francés,
por ejemplo- que están dispuestos, los rumanos no humanos, a hacerlo todo más
barato; de hecho, quizá la empresa de limpieza, el carpintero, el pintor y el
fontanero debieran despedir a todos sus empleados con papeles y contratar a un
par de esclavos, perdón, rumanos de esos a los que explotar. Ya habrá tiempo
más adelante para quejarse por la incompetencia, la desmotivación, la falta de
profesionalidad y la ausencia de facturas.
Lo más curioso es que la mayoría de ellos
son fruteros, carpinteros, carniceros, albañiles, panaderos, pintores,
pescaderos y fontaneros; se pasan el día quejándose de que la gente ya no les
solicita sus servicios ni acude a sus establecimientos, saben que antes o
después tendrán que colgar el terrible cartel: 'cerrado'. Así que mientras
llega la cruel e injusta fecha, y con el único propósito de sobrevivir, se
dedican a ahorrar, a toda costa.
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