jueves, 31 de diciembre de 2015

     Muertos; todos: vosotros, nosotros, yo. Aquellos muchachos de la novela de Amis. Los chicos de las noticias acerca de la guerra en el Congo. Las niñas sonrientes de las afueras de la gran ciudad.
     Hay quien piensa en... la delicadeza de las maneras sutiles, o en soberanas estupideces superfluas por el estilo; los muertos, muertos son, o están o deberían de permanecer así, muertos, aunque sólo sea por un poco de ética profesional.
     Lloren ustedes, si así lo desean; lloren y súmense a las filas de los impertérritos seres solidarios con memoria 'cortoplacista' mientras empuñan el mando a distancia de su televisor de ochenta y siete mil pulgadas, y se disponen a cambiar de canal.

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