domingo, 27 de marzo de 2016

Y, de qué demonios se tratará
hoy, mi querido amigo;
seré yo quien te mate o
tendrás tú que romperme en pedazos
la boca, la espalda, el alma.
Después de tanto tiempo
te desvelas ante mí pidiéndome
que mire en el espejo y vea
de una vez por todas
esta cara que no conozco tan bien,
este rostro que ignoro,
estas poses que me son ajenas,
estas manos sucias y viejas
que no pueden pertenecerme de verdad.
Abandóname en cuanto puedas,
sal corriendo, no mires atrás;
huye de esta bestia sedienta
de sangre y de palabras,
de tinta y de almas;
este ser opaco y oscuro
que ya, de nada bueno puede ser capaz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario