jueves, 21 de abril de 2016

CONGÉNITO
     Usted, señor Stolz, padece 'desorden protagónico'.
(Silencio y expectación. Quince segundos.)
     Sí, sí; así, como suena: 'desorden protagónico'. Entiendo que pueda chocarle, dejarle aturdido e incluso abrumarle.
     Que en qué consiste; bueno, verá mi buen Stolz, ¿alguna vez ha deseado que, tragedia aparte, alguna desgracia sucediese justo a su lado, tocándole incluso, aunque sólo de pasada?
     Exacto caballero, veo que puede adivinar hacia dónde me dirijo.
(Sonriendo.)
     Pero no, por favor, no se alarme, no se avergüence señor Stolz; el suyo es un problema de lo más común: cuántas gentes, a lo largo de la historia del hombre, han creído alguna vez ser observados, tutelados, puesto a prueba, guiados, espiados y juzgados por algún ojo oculto y distante. Tome nota: desde los dioses griegos, o incluso el gran Dios judeo-crsitiano, hasta las 'distópicas'  sociedades que Orwell o Bradbury, Zamiátin y Huxley imaginaron. El cine, la radio, no sólo la literatura ha añadido misterio al encanto de creerse protagonista de un experimento en el que uno no recuerda haber entrado.
(Una mano en alto, abierta, llena de comprensión y calma. Tres segundo, dos, uno.)
     No es nada raro, desde luego; ha estado usted sometido a demasiada presión. De un lado su trabajo con esa novela de la que me ha hablado y, por otra parte, toda la información que se ha obligado a asimilar en tan poco tiempo en aras de su oficio de escritor... Sin duda habrá batido un record: una novela existencialista en poco más de tres meses. Pero, a qué precio.
     Ahora toca digerirlo todo; llevará tiempo, posiblemente nada vuelva a ser igual para usted, querido Stolz, pero estoy seguro de que, con su privilegiada cabeza y un poco de esa férrea voluntad de la que suele hacer gala, podrá salir adelante.
(Contacto físico por vez primera: una mano sobre un hombro.)
     En serio, señor Stolz, debe sentirse muy contento; usted está a punto de conseguir curar su propia psicosis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario