domingo, 24 de abril de 2016

I SEE THE LIGHT
     Todo el mundo tiene una historia que contar. Puede hacerlo buscando culpables o asumiendo culpas.
     Si todos nos responsabilizáramos de la parte que nos toca en todo aquello que no marcha bien, nadie tendría nada que reprocharle a ninguno de sus hermanos; iguales, sería más que un deseo, una realidad, la única posible.
     ¿Por qué no avanzamos entonces, si sólo nos costaría un pequeño paso? ¿Vago, egoísta? No, claro que no; el ser humano no es un tibio incapaz del movimiento, ni un agujero negro con pretensiones exageradas. Tan solo es -y de esto hablo por propia experiencia- un animalillo asustado, temeroso de sus propios sueños, de que sus capacidades no alcancen la medida de sus expectativas. Simplemente necesita una mano amiga en la espalda, guiándolo firmemente a la línea de salida.
     Dadle a todo hombre un buen par de zapatillas y habladle de las vistas majestuosos que encontrará en lo más alto de la más escarpada montaña, al final de su ascenso, y saldrá corriendo hacia arriba.
     Todo lo que necesitamos es confianza.

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