LA COMUNICACIÓN
Decía yo cuando decías tú; ninguno de los
dos de acuerdo con el otro, es normal, porque lo que tú decías no tenía mucho
qué ver con lo que yo decía, por no decir que no tenía nada qué ver. Así que,
mientras los dos nos empeñábamos en decir, cada uno lo nuestro, tus dichos y
mis dichos se superponían, nuestras voces se encontraban con violencia en ese
espacio etéreo que nos separaba y a la vez nos unía, chocaban nuestras palabras
y la comunicación, es lógico, se hacía insostenible.
Seguimos, claro está, durante un buen rato
antes de callarnos, tú y yo, ambos, para comprobar que, definitivamente, otra
oportunidad para el entendimiento acababa de escapársenos de las manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario