sábado, 28 de mayo de 2016

NOTA DE SUICIDIO A PIE DE PÁGINA
     Hoy he tomado la decisión de matar a un hombre. No a uno cualquiera, esto... no es un experimento: arrebatarle la vida a cualquiera comenzando por suprimir su voluntad y siguiendo con la habitual retahíla de torturas y vejaciones varias. No, no se trata de eso; yo he decidido matar, liquidar a un tipo despreciable al que conozco a la perfección, la clase de hombre cuya muerte debiera ser celebrada por toda la Humanidad.
     Borracho, sucio, putañero malhablado, egoísta, mentiroso, pérfido y soez, violento, chulo engreído y tacaño. Se trata de uno de los seres más desagradables que han habitado este planeta en los últimos... cien años. Están Adolf Hitler, Iósif Stalin, Richard Nixon, Heinrich Himmler, Deng Xiaoping, Vargas Llosa y él. Un auténtico deshecho humano.
     Le mataré por el bien de mis semejantes, por mi propia paz interior, aprovechando cualquier despiste que tenga en medio de su rutina diaria. Le arrojaré desde lo alto de un puente al vacío, le clavaré una barra de hierro en el cerebro a través de la cuenca del ojo izquierdo, le segaré la yugular mientras se afeita, o puede que le empuje delante de un autobús urbano cuando espere frente a un semáforo en rojo.
     No fallaré, lo sé. Lo sé, estoy preparado, listo para ello, acabaré con la vida del más despreciable de cuantos hombres he conocido: yo.

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