EFÍMERO
Aproximadamente sólo dos minutos de vida y
ya me siento cansado. Hay tanto pasado prestado en esta memoria... Pienso, casi
sin pretenderlo, en todas las formas posibles de presente, ayer futuro, que
nunca llegué realmente a vislumbrar del todo, pues no era yo el que soy, como
no será éste mañana quien hoy escribe estas líneas.
Soñé una vez con una vida, que no era la
mía, no me pertenecía y jamás conquistaría; esa vida es el día a día de este
que soy, lo que quiere decir que dejé , en algún punto del camino, de ser aquel
que soñaba para hacerme con aquello que anhelaba. Hoy sí poseo, y sé que me
pertenece, todo lo que aquel otro yo soñaba alcanzar.
No soy yo; no me malinterpreten: no
pretendo escurrir el bulto de mis pasos en falso, pero no quiero palmaditas en
la espalda ni aplausos que no me corresponden; el tiempo del luchador, del
gladiador, ya pasó, y ahora sólo queda la cómoda rutina del conquistador
satisfecho. Denle las gracias, como hago yo, a aquel, y pídanle explicaciones,
reclámenle cuentas, si es lo que necesitan, a éste. Pero dense prisa, no lo
olviden: el tiempo corre, y mañana ya no estaré.
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