jueves, 2 de junio de 2016

EL HOMBRE DEFINITIVO
     Estoy cansado; mucho, incluso demasiado para terminar de escribir esta reflexión.
* * *
     El de la sonrisa; la sonrisa, la alegría manifiesta, como obligación. Retomo el hilo de mis pensamientos varios días después de haber desistido por hastío, dejadez extrema o depresión precoz. Ahora mismo no tengo la sensación de tener algo realmente importante, o al menos interesante, sobre lo que hablar; escribo al vuelo, sin pararme a pensar para luego formular y finalmente decidirme a manchar el papel, total, qué diferencia podría haber entre la visceralidad de mi cuadriculada mente y el pausado devenir de cualquier reflexión nacida de esa misma cabeza en una explosión fugaz. Las formas, hoy, me dan igual; no tengo ganas de pulir mis ideas, llevo demasiados años trabajando así: sin tiempo y con definición total. En varios aspectos, me siento como una suerte de Harry Callahan de las letras: el hombre definitivo.

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