miércoles, 27 de julio de 2016

BE CAREFUL
     Familias felices; al menos lo parecen, todas ellas: los hombres vestidos con trajes de colores llamativos, estrambóticos zapatos y corbatas imposibles; ellas con mucho, muchísimo maquillaje, arreglos aquí y allá, "hoy he sido la primera en la pelu", tocados ilógicos y tacones por los que cualquier fisioterapeuta mínimamente cualificado perdería la cabeza. ¿Qué decir de los niños? Más caramelo en las manos que en la boca, barro bajo las uñas rotas, el pelo alborotado en un último remanso de libertad real, los pantalones perfectamente planchados.
     Lo intenté por tercera vez. No fue la definitiva; aunque eso ya lo tenía claro mucho antes de empezar. Las gafas de sol perfectamente desalineadas con mi rostro me protegen de las múltiples posibilidades de mí mismo. Apenas pienso, o al menos intento pensar exclusivamente en no-pensar, y a pesar de ello, existo y resisto; pido otra cerveza y admito o asumo que esto no va a ir a mejor.
     Por supuesto, después de esta tercera hubo una cuarta, una quinta y muchas más, intentonas todas ellas infructuosas, todas igual: tropezón y a rodar; a veces cuesta abajo, otras, sorprendentemente y contra todo pronóstico, hacia arriba. El hombre medio suele necesitar un par de horas para poder entrar en materia con alguna posibilidad de éxito; yo he conseguido alcanzar la activación inmediata a base de escasez total de tiempo y necesidad extrema de profundidad real. Podría, por ejemplo, estar escribiendo estas líneas mientras las familias felices me rodean, con sus alegrías absolutas y sus problemas sin remordimiento; podría escupir estas palabras al tiempo que uno de ellos, cualquiera, me cuenta sus planes para hacerse con el control total del gobierno después de lanzarle una OPA hostil a una mega-macro-corporación, no sin antes conseguir enchufar a uno de sus hijos en la guardería más elitista del barrio. Yo mientras tanto, claro está, sonreiría y asentiría; no fuera a ser que alguien descubriese que no me siento parte de este feliz mundo plástico ideal.

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