domingo, 1 de septiembre de 2019


-¿Cómo se tiene una historia de amor con alguien a quien no conoces y a quien nunca conocerás?
-Si quieres te lo cuento -me dice, sonriendo-, pero entonces ya nunca será igual.
-Creo que estoy dispuesto a arriesgarme.
-Yo en cambio...
-¿Qué? -pregunto con un indescifrable gesto entre divertido y asustado-.
-No estoy tan segura de que estés listo para arriesgarte.
-Con tal de seguir oyéndote hablar.
-¡Vaya! -los ojos muy abiertos, la espalda que se estira hacia atrás, las manos que se abren y dejan abandonados a su suerte diez dedos sin nada qué hacer-.
-¿Qué?
-Eso sí que parece un primer paso; no me lo esperaba, la verdad. Corrijo mi veredicto anterior.
-No sabía que fuera un veredicto.
-Tampoco yo. Verás, ese es uno de los más graves problemas con el lenguaje: creemos que las cosas que tienen nombre siempre lo han tenido.
Por mi parte silencio, e imagino que cara de pánfilo perdido; así que es ella quien continúa.
-No me entiendes, ¿verdad?
-No estoy seguro.
-Dime una cosa: ¿qué te ha llevado a preguntarme acerca del amor?
-La verdad -intento responder titubeando-, yo tampoco estoy muy seguro de eso.
-Entonces, si mañana, o dentro de un par de años, o en otra vida, tú y yo terminamos yéndonos a vivir al Amazonas, y allí nos pasamos los días follando y teniendo hijos, ¿dirías que nuestro amor ha sido eterno, atemporal; que siempre fue, aún cuando ni nos conocíamos, igual que ha sido al final?

FIN DE LA 1ª CONVERSACIÓN

No hay comentarios:

Publicar un comentario