lunes, 4 de junio de 2012


EXTRACTO DE UNA NOVELA POR ESCRIBIR
        Frank solía escuchar viejos discos, de esos que normalmente se llaman ‘clásicos’; Dylan, Cohen, Diamond e inexplicablemente Johnny Cash -él mismo lo consideraba inexplicable, pues jamás le había gustado el country, si exceptuamos, claro está, al propio Cash-.
Frank no podía resistirse a comprar cualquier disco que considerase clásico que pasase ante sus ojos. Aunque deberíamos empezar por aclarar que Frank, en realidad, no era más que Francisco; un Francisco empeñado en que todo el mundo le conociese como Frank, hasta el punto de llegar a presentarse directamente así, -muy buenas, soy Frank, sí, Frank, como suena, acabado en k.
Frank no podía evitar un sinfín de cosas y patrones en su vida diaria, como comprar compulsivamente discos viejos. Vivía obsesionado por cantidad de insignificancias de esas que a casi todo el mundo le dan exactamente lo mismo y se dejaba llevar por estúpidas manías que ni él mismo comprendía. Por ejemplo, Frank era incapaz de pasar por delante de una droguería y no entrar a comprar, al menos, un simple frasco de detergente o un pack formato ahorro de tres bayetas. Siempre que iba a hacer la compra, Frank adquiría algo más de lo que necesitaba “por si acaso”; así, si necesitaba dos sobres de sopa instantánea, se llevaba cuatro, “por si acaso”.
En cuanto a las obsesiones de Frank, las había de todo tipo. Frank, por poner un ejemplo, intentaba evitar siempre que le era posible, pisar las baldosas más oscuras de la calle y siempre llegaba al último peldaño de una escalera con el pie derecho; “el pie derecho por delante, la cabeza bien alta y un ojo al suelo, por si acaso”.
Así era Frank, aunque a veces se preguntase a si mismo si en realidad era así, o simplemente así era como le gustaba ser.
-Después de todo –en ocasiones se sorprendía con su propia capacidad de sinceridad para consigo mismo- Frank no nació como tal hasta que un buen día decidí dejar en casa a Francisco.

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