¿EN QUÉ
PIENSA UN QUINCEAÑERO QUE SE TOMA UN CAFÉ A SOLAS?
La máquina de café está caliente; después de quince minutos, está
caliente. Acaba de calentarse, o de entrar en calor -según se prefiera
confesar-, y ya es la chica más solicitada del bar de carretera.
Solo, doble con leche, cortadito…; veintitrés hombres se declaran y la
solicitan a la vez.
El resto el día transcurre de una forma similar; silbemos y pidámosle
lo que queramos. La máquina de café solo conoce un camino que empieza a hacer
cada día a las 7 de la mañana religiosamente, aquel que está al frente. Cada
vez más caliente.
. . .
Son las once de la noche; la mano del fiel esposo, el camarero, pulsa
un botón, alguien ha cortado en seco la progresión.
La máquina de café duerme, descansa, se congela en medio de la soledad
de la oscura noche.
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