viernes, 21 de septiembre de 2012


Este es el día más triste del año,
el comienzo de una época realmente cruel;
Nina Simone llora aquí al lado
mientras un tipo con bata blanca
trata de hurgar en ese abismo oscuro
que son hoy las esperanzas
de esta pequeña parte de la humanidad.

Mientras el sol cae en el horizonte
el frío se apodera de los corazones y
siete billones de almas –puede que más-
aprietan los dientes sin saber,
aunque intuyendo con clarividencia,
que el contrato está a punto de expirar.

“Ámame, ámame”, implora un anciano
cantando en la oscura noche,
clavando su temblorosa mirada azul
en el centro mismo de la luna;
“no arranques mis alas, déjame volar.
Permite que me acerque a ti”.

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