sábado, 20 de octubre de 2012


        ¿Conocéis esa sensación de que un negocio está a punto de cerrar definitivamente cuando, dándote una vuelta por sus pasillos, te percatas de que apenas quedan productos en sus estanterías y la mayoría de ellos están demasiado próximos a su fecha de caducidad, o cuando los dependientes tienen mala cara y parecen enfermos o asesinos o, peor aún, asesinos enfermos?
        Pues últimamente, paseando por las calles y ciudades de este país, tengo exactamente la misma sensación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario