Tú, que me amas,
incondicionalmente y
a pesar de todo,
porque
yo te odio con
dulzura, en silencio,
eres incapaz de
apartar la vista
del crimen atroz que
estas manos,
culpables, llevan a
cabo.
Después tú me odias y
yo te amo;
la locura siempre ha
sido así
de incongruente,
cruel y matemática.
Yo ya sé como acabará
todo esto;
tú olvidarás haber
visto sangre
manchando mis
cuadernos de cartoné,
yo en cambio, no
podré.
Ahora tú me amas, …y
yo me odio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario