Artur Mas i Gavarró, presidente de la
Generalitat de Cataluña -o lo que es lo mismo, la Generalidad de Catalunya -,
reclama al Estado español el derecho de la ciudadanía a decidir sobre las
cuestiones que puedan afectar a su futuro, argumento que esgrime como
justificación a su intención de realizar un referéndum de carácter
independentista.
Derecho a decidir sobre cuestiones que
puedan afectar al futuro de cada uno... A mí esto me da que pensar; y, ojo, no
es que tenga yo nada en contra de la reafirmación o la independencia. De hecho,
por lo que a mí respecta, sería una bendición celestial que la coñazo de mi
vecina del quinto se independizase. Pero no es eso lo que tengo en mente ahora
mismo; más bien me ha dado por pensar en que, dado que tengo algunos clientes
cuyas sedes sociales se encuentran establecidas en Cataluña, una posible
independencia podría afectarme laboralmente, ya que imagino que las condiciones
de facturación a empresas extranjeras, no comunitarias para más señas, deben de
ser ligeramente distintas de las que actualmente se aplican a mis queridos
clientes de Sabadell, Reus o Tarragona. Y claro, yo me pregunto: en su magnánima
defensa de los derechos civiles y democráticos, y a pesar de no ser residente u
originario de la comunidad catalana, ¿el genial señor Mas me permitirá votar y
decidir sobre una cuestión que puede afectar, y mucho, a mi futuro?
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