martes, 21 de enero de 2014

     Si pudiese trabajar con el tiempo, como si éste fuese una máquina -simplemente una máquina con tuercas, tornillos, correas metálicas y pesadas y brillantes vísceras-, lo detendría. Así de simple, sencillamente pararía el tiempo; nada de visitar el pasado para intentar cambiarlo o echarle un vistazo al hombre medio del siglo veintiocho, a ver en qué invierte sus ratos libres. No; apretaría el freno, detendría el devenir y me buscaría un buen asiento donde relajarme a observar como nada cambia, todo tranquilo, en paz por el resto de... ¿los tiempos?

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