Han sido apenas dos minutos, pero hoy a
Franz le ha dado por recordar el pasado...; coger su furgoneta, conducir hasta
las afueras con una botella de vino y sentarse a esperar la puesta de sol.
Parece mentira la clase de cosas que uno puede llegar a añorar... "En fin -se
ha dicho-, dejemos que otros hablen por mí", y ha subido el volumen del
transistor.
"De esto -ha pensado al cabo de un
rato- debe de tratarse eso de la nostalgia. ¿Qué le vamos a hacer?". Aquí
comienza la semana visceral del hombre medio, el desembarco de la necesidad.
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