sábado, 12 de abril de 2014

DESPEDIDAS PREVIAS A LA ALTA VELOCIDAD
     Nunca antes me había alegrado tanto de la semi-opacidad de los cristales de los ventanales de los trenes. Mientras mi hija y mi esposa se alejaban en la distancia, apenas podían intuir mi silueta; la oscuridad las protegía del brillo de las lágrimas que recorrían mi cara.

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