DESPEDIDAS PREVIAS A LA ALTA VELOCIDAD
Nunca antes me había alegrado tanto de la
semi-opacidad de los cristales de los ventanales de los trenes. Mientras mi
hija y mi esposa se alejaban en la distancia, apenas podían intuir mi silueta;
la oscuridad las protegía del brillo de las lágrimas que recorrían mi cara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario