Hoy he ido al cementerio, a visitar los
restos de mis abuelos. Al llegar he puesto la radio a toda pastilla, sonaba
'Temporary people'; he sacado mi armónica y me he puesto a tocarla como si la
vida me fuese en ello, como un loco poseído, hasta que he sentido que los
labios estaban a punto de reventarme. Cuando la música ha terminado me he
encontrado con un par de manchas de sangre procedentes de mis encías; no han
podido seguirme el ritmo. Después he presentado mis respetos y he seguido mi
camino; en mi boca aún se podía percibir el sabor de la sangre. A veces, nada
es tan importante como parece.
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