domingo, 20 de abril de 2014

PARADOJA # 537
     Cuba es un país culto, instruido como pocos, y a pesar de ello, tutelado por una casta de hipócritas que pretenden que sus leídos ciudadanos sean imbéciles o, aún mejor, retrasados.
* * *
     E.T., que no es extraterrestre, si no cubano de nacimiento y español de adopción desde hace unos años, estudió arquitectura en La Habana; se graduó con las mejores notas de su promoción y se negó a prometerle eterna fidelidad al Partido. A ver si va a ser..., no nos equivoquemos, tampoco juró intentar destruirlo o traicionarlo o plantarle cara o... No, sencillamente dijo que con él no iban las cuestiones políticas. Y ahí se acabó su carrera como arquitecto en Cuba, antes incluso de empezar, y comenzó la de estibador en el puerto.
     Poco más hay que contar de la vida de E.T. hasta hace siete años, cuando descubrió que tenía familia en Zamora y que estaban deseando conocerle. Pidió permiso al Partido, que le fue concedido de no muy buena gana, preparó una pequeña maleta y compró un billete de ida y vuelta con los ahorros de toda su vida y parte de los de sus familiares. Tan pronto como el vuelo A384 de Iberia tomó tierra, E.T. rompió el resguardo de vuelta. El resto ya lo podemos imaginar.
     Hoy E.T. acaba de firmar un contrato por el que se encargará del diseño de la nueva sede de alguna empresa internacional; al parecer E.T. ha resultado ser un genial arquitecto y, en la actualidad, todo el mundo quiere tener uno de sus diseños. Desde La Habana alguien lleva llamando todo el mes a su estudio para encargarle no sé qué altar en homenaje a no sé quién del Partido. "Diles que he salido -contesta siempre E.T. cuando su secretaría le pregunta qué debe hacer-; que he salido y no pienso volver".

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