GRACIAS, FRAN
Francisco L. -a él no le gusta que la gente
sepa que tiene un segundo nombre, Luis- Pantiga es un buen amigo.
No recuerdo cuando nos conocimos, aunque
estoy seguro de que debió de ser con un par de cervezas de por medio; esa es
una de las muchas cosas que compartimos, la cerveza. También está la
literatura; ambos disfrutamos rebuscando en librerías y leyendo pesados
volúmenes o ligeras novelas sobre las que luego disertamos en interminables
noches de bar o de sofá o de cocina o de campo y playa. Otra cosa que nos
iguala es la mala leche; con pocas personas he discutido tanto a lo largo de mi
vida y con pocas, poquísimas, tengo la intención de seguir haciéndolo mientras
permanezca en este plano existencial.
Fran es como esa canción de Loquillo -otro
nexo-, 'feo, fuerte y formal': "dame una sonrisa de complicidad, toda tu
vida se detendrá". Se me escapan de las manos todas las veces que me ha
salvado la vida o que ha arriesgado la suya siguiéndome. Tampoco se ha quedado
atrás a la hora de ser generoso; sus aportaciones a mi crecimiento personal, a
este mismo espacio llamado 'Casta Lozana' en forma de ideas e imágenes, o
incluso su absoluta disposición a la hora de proporcionar 'apoyo logístico', le
convierten en un Lozano más. Y es que el que suscribe no tiene amigos, tiene
hermanos.
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