INSTRUCCIONES DE USO:
PONER UN DISCO DE MILES DAVIS
Y, PASADOS
DOS O TRES MINUTOS, EMPEZAR A LEER
Sucedió hace mucho tiempo; al menos lo
parece. Tú -ella- estabas lejos siempre; aquel día, aquella noche, no. Yo, en
cambio, por primera vez en mucho tiempo, aunque como de costumbre mucho antes,
no andaba cerca.
Tú me llamaste, yo estaba con ella, que no
era otra que tú misma -tú, la que fuiste cuando yo fui; los de mucho tiempo
atrás-; te observaba, aspiraba tu aroma, bebía de tus labios, me detenía un
rato para volver a bañarme en tus ojos y, de nuevo, otra vez a empezar. Tu
cuerpo volvía a presentarse desnudo ante mí, como aquella primera noche; yo te
besaba, te tocaba y te besaba de nuevo. Te estremecías, entre mis brazos,
perdida entre mis labios y mis dedos, te estremecías. Yo te besaba.
Comenzó a amanecer. Tú dormías sobre mi
lecho, entre mis sábanas impregnadas de nuestro mutuo sudor. Yo te miraba. Me
di cuenta de que tu cara no se difuminaba, como suele suceder con eso que
llamamos 'recuerdo'; entonces supe que eras real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario