¿Escribir por escribir? No, no es eso...,
se trata más bien de la necesidad; hace años que es así, una simple cuestión de
registro y archivo, necesario, sí, pero también maniático, compulsivo,
metódico, frío.
También había algo de eso al principio,
pero con mucho más corazón; mis necesidades surgían más de mis pasiones que de
mi cabeza, la tinta me brotaba entonces de las venas y no era una simple
manifestación de alguna afección subcutánea mal curada.
¿Y hoy? Sencillamente soy un enfermo, un
adicto incapaz de vivir sin un bolígrafo en la mano -o, en su defecto, a mano-,
necesito... escribir a diario a fin de mantener un equilibrio mental que haga
posible la convivencia a mi lado; derramar palabras sobre el papel se asemeja
bastante, para mí, al simple acto de respirar: imposible vivir sin practicarlo
a menudo. Al final resulta que ya ni pienso, sólo escribo.
Y aún así, muchas -demasiadas- veces... le
sacas punta al bolígrafo porque sí, esperando conseguir algún que otro logro;
aunque sea uno de esos que no te llevan a ninguna parte pero te hacen sonreír,
y, después de... tres horas a punto para nada, caes en la cuenta de que todo lo
que tienes es una triste sensación vacía apoderándose de ti. Aún así, continúas
respirando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario