martes, 11 de noviembre de 2014

     Fue tan fácil como acercarse a la ventana, subirse al viejo taburete que llevaba toda la vida allí, detrás del sofá, y saltar a la calle cerrando los ojos, mientras pensaba "tres, dos, uno... no me voy a enterar... tres, dos, uno... no me voy a enterar". Cuando al fin volvió a abrir los ojos, pudo ver su cuerpo tendido en medio de la carretera, un charco de sangre y varias personas a su alrededor; llevaba más de media hora muerto, no se había enterado de nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario