viernes, 5 de diciembre de 2014

CANCIÓN NÚMERO 7
     Todo empieza como suele hacerlo en estos casos: primero confusión, después Faulkner -ruido y furia-, finalmente caos. Cuerdas de acero tensadas hasta acercarse al vacío del acantilado; golpeadas, manoseadas, arañadas con violenta necesidad animal. Pellejos, parches y cueros resquebrajados a punto de ceder a la presión de la inmediatez testaruda. Gargantas enrojecidas a punto de estallar en cascadas sanguinolentas de verborrea estéril, yerma, incapaz de cumplir consigo misma.
     Oscuridad...; la noche más larga, el amanecer más lejano. El eco de risas invisibles rebotando de pared en pared, sordera y ceguera urdiendo un plan maestro en contra de su protector. Hoy yacerás con otro cuerpo dentro de otro nombre, con otro calor, en otra habitación alquilada; mañana... ¿mañana?

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