EL ENCUENTRO (#2)
Y qué más dará el nombre de la
ciudad; pudo ser en Granada, en Poitiers o en Arcadia, en Londres, Tulsa... no
es eso lo que realmente importa. Qué entonces; el... calor, el recuerdo del
mismo y el calor que el propio recuerdo del primero desata. Qué es la memoria
al fin y al cabo, poco más que un reflejo de algo que nunca fue exactamente
como parece ser.
Palabras: adjetivos, nombres... colección
de atributos innecesarios; sólo el sudor parece importante.
Ella estaba desnuda, sonreía; él, parado
frente a ella, muy estirado, muy asustado, lloraba. La escena era ridícula,
ella sobre la cama y él en calzoncillos gimoteando; y a la vez todo era tan
hermoso... Su cuerpo -el de ella- esperando al de él, su última decisión, su
salto definitivo, su arranque de valor final, un poco de caridad.
Nada importaba cómo habían llegado hasta
allí, qué pasos fueron dados en la prehistoria personal de ambos para terminar
en aquella habitación de hostal a las cuatro de la madrugada, nerviosos,
ansiosos, excitados y asustados. Los años no habían pasado en vano; tres, diez,
quince... dos mil, qué más da. El sol comenzaba a asomar, otra vez, en el
horizonte lejano; el encuentro se había consumado, y ninguno de los dos podría
ya olvidarlo jamás.
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