lunes, 27 de junio de 2016

     Está sentado delante de la farmacia; el último hombre del planeta, con su guitarra cargada y a punto de cometer un crimen final con el que despedirse por todo lo alto de su afición heredada, está preparado para la acción: si tú quieres yo salto -grita-, si me lo ordenas me desmayo -susurra-, si lo pides así te mato -sentencia-.
     El siglo XXI está, estaba ya antes de comenzar, saturado, cargado de héroes sin villano; antes o después todos los buenos, cargados de balas y adrenalina, terminarían por parecer malos. Todo es cuestión del punto de vista; tan sencillo, tan breve. Como dar de comer a un pez en un acuario desierto: mientras lo hagas vivirá, si lo abandonas está sentenciado.
     Yo no soy el único dueño de mi destino. Demos gracias por ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario