COSAS IMPORTANTES DE VERDAD
Hay un tal Cristiano Ronaldo hablando, el
semblante muy serio, en el aparato de televisión. El muchacho se sabe -no sólo
se cree- tremendamente importante: tiene cuatro balones de oro -que, en caso de
ser macizos, deben pesar una barbaridad-.
Al parecer, en esto de las pelotas doradas,
el tipo está empatado con un argentino chaparro y escurridizo que responde al
nombre de Lionel Messi.
Entre los dos suman, ni más ni menos, que
ocho pegotazos áuricos. Esto, según deduzco de las primeras noticias de la
mañana, es francamente importante; nada que ver con la ya cansina guerra en
Siria, el rollazo del debate europeo acerca de los refugiados o la pesada
'operación kilo' recordándonos, otro año más, la obligación de segur siendo un
país generoso y solidario.
Vamos, que no pueden imaginarse cómo me
alegro de tener la suerte de poder encender la radio y oír, cuando aún no han
dado las siete de la mañana, que el tal Cristiano ha empatado en galones futboleros
al tal Lionel. Una suerte vivir en un país como este, lleno de gladiadores,
leones y demás fieras, bien cuidadas, bien alimentadas, para la sostenibilidad
del tan virtuoso entretenimiento al que sin duda todos nosotros, ciudadanos de
bien, tenemos derecho. Circo, toros, fútbol y curias políticas paseando de
punta a punta de la nación; cosas importantes de verdad, y nada de estúpidas
noticias de carácter humano con las que rellenar espacios de vital
trascendencia y, de paso, mortificar y culpabilizar de su buena suerte, debida
principalmente a su abnegado saber hacer, a las humildes y laboriosas gentes de
éste, nuestro ejemplar y nada banal estado del bienestar.
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