Total,
que el tipo anda ligeramente mosqueado, enfadadillo con todo el mundo; ojo, no
con el mundo en general y nadie en particular. No, no resulta tan tópico. El
tío está realmente rabioso y se siente con motivos suficientes para estarlo con
todos y cada uno de los habitantes del planeta Tierra.
Barrunta
ideas agresivas durante noches eternas, cavila y frunce el ceño día tras día y
se prepara para lo inevitable. Porque lo que antes o después tiene que llegar,
es mejor estar esperándolo; así, por lo menos, no te pilla por sorpresa.
Finalmente,
después de unos cuantos meses así, encabronado y obstinado, se decide por la
acción: "me colgaré y
diré 'adiós', que es lo mismo que decir 'a tomar por el culo', pero sin ofender
a nadie".
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